Por Fernando Krakowiak
Pasaron casi veinte años desde que se sancionó la Ley de Reforma del Estado, que habilitó la privatización de las empresas públicas. El listado incluyó a ENTel, Segba, Obras Sanitarias, Aerolíneas Argentinas, YPF, ferrocarriles, subtes, puertos, rutas, canales de televisión, radios y el correo. Los activos se remataron a precio de liquidación. Fue una oportunidad única para capitales nacionales y extranjeros que vieron a las licitaciones como un coto de caza. Los años demostraron que en muchos casos la gestión privada no sólo no mejoró el servicio, sino que lo empeoró, obligando al Estado a retomar el control. Mauricio Macri tuvo un papel protagónico en esa etapa de desguace, ya que junto a su padre Franco obtuvo la concesión de distribuidoras de gas, corredores viales y el correo. En todos los casos incumplió los planes de inversión. Sin embargo, ayer pareció olvidar lo ocurrido en veinte años y se manifestó a favor de una vuelta de las privatizaciones.