AFP
Por Marc Jourdier - sábado 6 de febrero de 2010, 16:53 CET
El plan del presidente estadounidense, Barack Obama, para prohibir a todo banco comercial que especule por cuenta propia en los mercados fue recibido con escepticismo por parlamentarios de ambos bandos del Senado.
Aunque tienen cierto interés en la propuesta presidencial, los miembros de la Comisión Bancaria del Senado dijeron que tienen dificultades para comprender los argumentos a favor del proyecto expuesto el martes por su promotor, Paul Volcker, asesor económico de Obama.
Volcker quiere prohibir a los bancos comerciales (créditos y depósitos) especular en los mercados financieros por su propia cuenta, poseer 'hedge funds' o sociedades de inversión de capitales. La idea, dijo, es que los bancos no tengan la "tentación" de asumir riesgos, concentren sus actividades en el préstamo y no hagan apuestas temerarias con el dinero de los depositantes, garantizado por el Estado.
Obama anunció este proyecto el 21 de enero, horas después de una derrota electoral en Massachusetts que privó a los demócratas de su mayoría calificada en el Senado, lo que le valió críticas de populista y oportunista.
Mientras el Senado se enfrenta a dificultades sobre la reforma de la regulación financiera, el presidente de la comisión, Christopher Dodd, estimó que la llamada "regla de Volcker" amenaza complicar el trabajo a largo plazo que realiza la cámara alta para dotar al país de un sistema de vigilancia financiera eficaz. Dodd considera que esta propuesta amenaza la adopción, de manera rápida y con el máximo de votos, de una ley de reforma de regulación financiera, dos años después de la quiebra del banco Bear Stearns (BSC - noticias) y con la máxima mayoría posible.
"Hace más de un año que deliberamos sobre la reforma de regulación. Por desgracia el gobierno esperó hasta hace poco más de una semana para poner este importante concepto sobre la mesa", lamentó el vicepresidente de la comisión, el republicano Richard Shelby. Él y varios miembros de la comisión hicieron hincapié en el hecho de que hay demasiado en juego para que se adopte atolondradamente el proyecto presidencial, que aún no está claramente definido.
Volcker ha insistido en la inclinación natural de los bancos a tomar riesgos y en su "historia más que centenaria de meterse en problemas", estimando que su proyecto debería permitir resolver el problema de las firmas que son demasiado grandes para que puedan quebrar y que cuentan siempre con el dinero de los contribuyentes.
Muy respetado en Estados Unidos, este ex presidente de la Reserva Federal (Fed, banco central) de 82 años ha tenido dificultades, no obstante, en convencer a los senadores del interés de su propuesta.
La respuesta que recibió fue que ninguno de los bancos estadounidenses que quebró o casi durante la crisis (Lehman, Merrill Lynch (NYSE: MER - noticias) , Bear Stearns) era un banco de depósitos.
Esto no impidió al gobierno estadounidense informar de que presentará su proyecto en la reunión de ministros del G7 el sábado en Iqaluit, en el lejano norte canadiense.
Y a quienes se preocupan de que este proyecto le haga perder competitividad a los bancos estadounidenses, el Tesoro (NYSE: TSO - noticias) les ha respondido que una regulación más fuerte reforzaría el atractivo de Estados Unidos para los inversores.
Aunque tienen cierto interés en la propuesta presidencial, los miembros de la Comisión Bancaria del Senado dijeron que tienen dificultades para comprender los argumentos a favor del proyecto expuesto el martes por su promotor, Paul Volcker, asesor económico de Obama.
Volcker quiere prohibir a los bancos comerciales (créditos y depósitos) especular en los mercados financieros por su propia cuenta, poseer 'hedge funds' o sociedades de inversión de capitales. La idea, dijo, es que los bancos no tengan la "tentación" de asumir riesgos, concentren sus actividades en el préstamo y no hagan apuestas temerarias con el dinero de los depositantes, garantizado por el Estado.
Obama anunció este proyecto el 21 de enero, horas después de una derrota electoral en Massachusetts que privó a los demócratas de su mayoría calificada en el Senado, lo que le valió críticas de populista y oportunista.
Mientras el Senado se enfrenta a dificultades sobre la reforma de la regulación financiera, el presidente de la comisión, Christopher Dodd, estimó que la llamada "regla de Volcker" amenaza complicar el trabajo a largo plazo que realiza la cámara alta para dotar al país de un sistema de vigilancia financiera eficaz. Dodd considera que esta propuesta amenaza la adopción, de manera rápida y con el máximo de votos, de una ley de reforma de regulación financiera, dos años después de la quiebra del banco Bear Stearns (BSC - noticias) y con la máxima mayoría posible.
"Hace más de un año que deliberamos sobre la reforma de regulación. Por desgracia el gobierno esperó hasta hace poco más de una semana para poner este importante concepto sobre la mesa", lamentó el vicepresidente de la comisión, el republicano Richard Shelby. Él y varios miembros de la comisión hicieron hincapié en el hecho de que hay demasiado en juego para que se adopte atolondradamente el proyecto presidencial, que aún no está claramente definido.
Volcker ha insistido en la inclinación natural de los bancos a tomar riesgos y en su "historia más que centenaria de meterse en problemas", estimando que su proyecto debería permitir resolver el problema de las firmas que son demasiado grandes para que puedan quebrar y que cuentan siempre con el dinero de los contribuyentes.
Muy respetado en Estados Unidos, este ex presidente de la Reserva Federal (Fed, banco central) de 82 años ha tenido dificultades, no obstante, en convencer a los senadores del interés de su propuesta.
La respuesta que recibió fue que ninguno de los bancos estadounidenses que quebró o casi durante la crisis (Lehman, Merrill Lynch (NYSE: MER - noticias) , Bear Stearns) era un banco de depósitos.
Esto no impidió al gobierno estadounidense informar de que presentará su proyecto en la reunión de ministros del G7 el sábado en Iqaluit, en el lejano norte canadiense.
Y a quienes se preocupan de que este proyecto le haga perder competitividad a los bancos estadounidenses, el Tesoro (NYSE: TSO - noticias) les ha respondido que una regulación más fuerte reforzaría el atractivo de Estados Unidos para los inversores.