martes, 22 de septiembre de 2009

Previsiones del FMI

FMI: la crisis afectará crecimiento mundial al menos siete años

FMI: la crisis afectará crecimiento mundial al menos siete años
Menor empleo, baja en inversión y productividad contribuyen a una pérdida sostenida, señaló.
AFP Publicado: 22/09/2009 12:59
Washington. El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció este martes que la crisis financiera global afectará el crecimiento económico durante al menos siete años y sugirió que la implementación de reformas estructurales pueden ayudar a reducir el daño.
"Las pérdidas en el crecimiento a mediano plazo son significativas luego de una crisis. Siete años después de la misma, el crecimiento declinó cerca de un 10 por ciento en promedio", afirma el Fondo, destacando que existen variaciones sustanciales entre los países analizados.
Economistas de la institución llegaron a tales conclusiones en un capítulo del informe Panorama Económico Mundial (WEO, por sus siglas en inglés), divulgado como avance de la reunión anual del Fondo en Estambul, Turquía, a principios de octubre.
"Como es usual, las crisis bancarias tienen un impacto en el nivel de crecimiento pese a que el mismo eventualmente se recupera. Menor empleo, inversión y productividad contribuyen a pérdidas sostenidas", dijo el FMI.
Los expertos del Fondo observaron 88 crisis bancarias en las últimas cuatro décadas en diversos países.
Los efectos duraderos de las crisis bancarias resultan del declive del crecimiento en sus inicios, seguido de un debilitamiento de la inversión y el empleo.
"El producto per cápita no se recupera a su nivel anterior a la crisis porque el capital por trabajador, la tasa de desempleo y la productividad no mejoran hasta siete años después", agregan.
"En su mayoría, las implicaciones de nuestro análisis son serias para las perspectivas a mediano plazo de las economías que sufrieron crisis recientes".
Las pérdidas asociadas de capital, empleo y de productividad pueden perdurar en el tiempo, "dejando una huella prolongada en la capacidad productiva de estas economías", escribieron los analistas del Fondo.
El informe WEO completo, que incluye las previsiones de crecmiento económico, será divulgado el próximo 1 de octubre, poco antes de la reunión anual del FMI en Estambul que se realizará el 6 y el 7 de octubre.
Para mitigar los efectos de las crisis a mediano plazo, los expertos del FMI sugieren políticas macroeconómicas domésticas proactivas en el corto plazo.
"Existe además alguna evidencia del papel beneficioso de las políticas de reforma estructural junto a condiciones globales favorables. Sin embargo, todavía queda mucho por aprender sobre los procesos e interacciones que conducen a un fuerte crecimiento".
La institución integrada por 186 países llamó a acelerar las reformas para compensar las pérdidas del Producto Interno Bruto (PIB) y la capacidad de construcción de infraestructura.
"El crecimiento combinado de las economías que actualmente se encuentran en medio de una crisis financiera equivale a cerca de la mitad del PIB real de los países desarrollados y un cuarto del PIB mundial. Esto sugiere que es poco probable que el crecimiento real en las economías avanzadas vuelva a sus niveles precrisis, que fue la experiencia de las economías emergentes tras la crisis de la deuda en los años 80", indican.
El capítulo del WEO salió a luz en vísperas de la cumbre del G20, jueves y viernes próximos en Pittsburgh, Pensilvania.
Recibidos por el presidente estadunidense Barack Obama, los líderes de países y en desarrollo discutirán la respuesta a la peor recesión global en seis décadas, además de una reforma del sistema financiero mundial.

Norte - Sur

Desarrollo, más que un frente común para el Sur

Los grandes países en desarrollo se preparan una vez más para mostrar unidad en temas clave ante los líderes del Grupo de los 20 (G-20) países industrializados y emergentes, que se reunirán este jueves y el viernes en la nororiental ciudad estadunidense de Pittsburgh.
IPS Publicado: 22/09/2009 12:47
Johannesburgo. La solidaridad Sur-Sur parece necesitar más que sólo un frente común en las cumbres internacionales. El desafío es lograr un fortalecimiento real de sus vínculos comerciales y políticos.
Una gran prueba para esto la constituye el grupo IBSA, que reúne a India, Brasil y Sudáfrica, las mayores democracias del Sur.
Muchos creen que este grupo tiene mejores probabilidades de consolidación real que el BRIC, que aglutina a Brasil, Rusia, India y China, y que es visto más como una coalición estratégica de negociación que como un bloque sólido de economías rápidamente emergentes. "Creo que el IBSA es una asociación de países construida sobre una realidad muy sólida", dijo a IPS el ministro de Comercio e Industria de Sudáfrica, Ron Davies. "Somos los mayores países en desarrollo en diferentes continentes, y tenemos una serie de acuerdos de cooperación, lo que, al menos para Sudáfrica, tiene un significado real", añadió. Pero, en medio de su entusiasmo por nuevos vínculos Sur-Sur, Davies reconoció que esto recién comienza. "Creo que hay trabajo por delante para consolidar y profundizar el IBSA. Y ésa es una de nuestras verdaderamente significativas prioridades aquí en Sudáfrica", indicó. Por el momento, el sentimiento inmediato de presentar un solo rostro de negociación es más claro que las futuras dimensiones de la iniciativa trilateral.
"Hasta cierto punto, creo que el IBSA es un poco una idea romántica, en el sentido de que para acercar a los tres países a través de vínculos aéreos o marítimos comunes hay un largo camino", sostuvo el profesor Stephen Gelb, director ejecutivo de The Edge Institute, centro independiente de políticas económicas con sede en Johannesburgo.
"Creo que hay una gran perspectiva de alianzas políticas en foros multilaterales como la OMC (Organización Mundial de Comercio) o la ONU (Organización de las Naciones Unidas), pero los vínculos de hecho entre los tres países serán para algún futuro", agregó.
Y ese acercamiento concreto, según Gelb, no se producirá en reuniones políticas sino en las salas de juntas de las compañías.
Los vínculos empresariales "ayudarán a construir la idea del IBSA más que cualquier otra cosa", sostuvo. "Los negocios se encuentran entre sí cuando lo necesitan. Descubren mercados que ayudan a crear vínculos, y que luego se traducen en una expresión política", añadió.
Los tres países necesitan más comercio entre sí, y actividades conjuntas en terceros mercados, dijo Gelb.
Una instancia ideal para esto podría ser el acuerdo de fusión que está siendo negociado entre las dos grandes compañías de telecomunicaciones Bharti, de India, y MTN, de Sudáfrica, con la que buscan crear un conglomerado de unos 23 mil millones de dólares con 200 millones de suscriptores.
La compañía fusionada brindaría sus servicios en África, el mundo árabe y Asia, y ya se habla de extenderla también a América Latina, donde Brasil, el tercer pilar del IBSA, tiene potencial de convertirse en un gran mercado.
Pero hay otros varios acuerdos en preparación entre compañías de los tres países, y el comercio trilateral crece rápidamente.
La cuarta cumbre del IBSA fue celebrada en Brasilia a comienzos de este mes. En los días previos al encuentro, el ministro de Relaciones Exteriores de India, S. M. Krishna, subrayó las oportunidades comunes de los tres países, así como las amenazas que afrontan ante la crisis financiera internacional.
La crisis condenará a la pobreza por otra generación a millones de personas en el Sur, dijo el ministro.
El grupo IBSA ahora considera vías para abrir oportunidades más allá de las tres naciones. Funcionarios de gobierno exploran vínculos comerciales entre India y el Mercosur (Mercado Común del Sur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), así como con la Unión Aduanera de África Austral.
Los tres países del IBSA tienen una población cercana a los mil 500 millones de dólares (la mayoría en India), y un producto interno bruto combinado de unos 3.2 billones de dólares, según funcionarios de gobierno. Una forma de vencer la crisis es que estos tres países vendan más entre sí, señalan.
El canciller Krishna y sus pares Celso Amorim, de Brasil, y Maite Nkoana-Mashabane, de Sudáfrica, se fijaron como meta que el comercio entre los tres países llegue a los 25 mil millones de dólares para 2015. El año pasado, el intercambio trilateral fue de 10 mil millones de dólares.

Economía y popularidad

Popularidad de Lula cerca de su récord con mejora de economía

BRASILIA (AFP) - La popularidad del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, volvió a niveles récord de 81%, muy cerca del pico de 84% alcanzado en diciembre, coincidiendo con la recuperación de la economía, reveló este martes el sondeo trimestral de la encuestadora IBOPE.

"Se confirma la mejora de la expectativa de la población en relación a la economía. Esa perspectiva optimista se refleja en el mantenimiento elevado de las evaluaciones del gobierno y del presidente Lula", informó IBOPE.
Con la crisis, la popularidad del presidente había bajado levemente en marzo a 78%, del pico histórico de 84% conseguido en diciembre. La aprobación del gobierno pasó a 69%, también cerca del pico de 73% en diciembre.
La encuesta también reflejó la intención de voto de las elecciones presidenciales que definirán en octubre de 2010 al sucesor del popular Lula, que no puede competir por un tercer mandato consecutivo.
Y trajo malas noticias para los favoritos: el socialdemócrata opositor José Serra perdió cuatro puntos entre junio y setiembre y se ubicó en 34%, y la candidata de Lula, la actual ministra jefe del gobierno Dilma Rousseff, cayó tres, llegando a 15%.
Mejoraron los candidatos "alternativos", el ex ministro Ciro Gomes, que alcanzó 17% de la intención de voto, la izquierdista Heloisa Helena, disidente del Partido de los Trabajadores de Lula, con 10%. Y la ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva, quien se perfila como candidata de los verdes, que obtiene entre 6 y 11% de la intención de voto, dependiendo de los escenarios.
La encuesta, encomendada trimestralmente por la Confederación Nacional de la Industria (CNI) se realizó del 11 al 14 de setiembre entre electores de más de 16 años, con 2.002 entrevistas y margen de error de dos puntos porcentuales.

Brasil: breve evaluación de la crisis

La crisis hizo aumentar la concentración bancaria en Brasil
2 horas, 36 minutos
Río de Janeiro, 22 sep (EFE).- Las compras de instituciones financieras que siguieron a la crisis mundial aumentaron la concentración bancaria en Brasil hasta el punto que los 10 mayores bancos acaparan el 88,9% de los activos, según estadísticas del Banco Central divulgadas hoy por la prensa.

Según un informe que publica hoy el diario Folha de Sao Paulo, la participación de los 10 mayores bancos en el total de activos financieros del país saltó del 80,7% en septiembre de 2007, al 84,3% en septiembre de 2008 y luego al 88,9% en junio de este año.
Si se tiene en cuenta sólo a los 5 mayores bancos, esa concentración pasó del 66,3% del total de los activos en septiembre del año pasado al 77,4% en junio de 2009.
Entre las negociaciones registradas en el último año destacaron la fusión del Itaú con el Unibanco para crear el mayor banco privado de América Latina y la adquisición del Nossa Caixa, que le permitió al estatal Banco do Brasil reasumir su condición de mayor banco latinoamericano entre privados y públicos.
Según el diario, pese a que la crisis no causó quiebras de bancos en Brasil como en otros países, muchas instituciones pequeñas perdieron espacio frente a los mayores debido a las dificultades que enfrentaron para acceder a crédito.
De acuerdo con los datos del Banco Central, los mayores bancos brasileños en volumen de activos son el Banco do Brasil, con 583.330 millones de reales (unos 324.072 millones de dólares al cambio actual), y el Itaú-Unibanco, con 576.570 millones de reales (320.317 millones de dólares).
Les siguen el Bradesco (425.960 millones de reales o 236.644 millones de dólares) y el Santander Brasil (332.620 millones de reales o 184.789 millones de dólares).

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Negocios petroleros

China y Rusia realizarán inversiones millonarias en Venezuela
1 hora, 28 minutos
CARACAS (AP) - El presidente Hugo Chávez anunció el miércoles que empresas de China y Rusia realizarán en los próximos tres años inversiones por 36.000 millones de dólares en la faja oriental del Orinoco para producir unos 900.000 barriles de petróleo diarios.
Chávez dijo, durante un acto en una escuela pública del estado costero de Vargas, que las autoridades venezolanas han llegado a acuerdos con compañías de China y Rusia que invertirán "36.000 millones de dólares para los próximos tres años" en la Faja del Orinoco.
El mandatario indicó que las empresas de China y Rusia trabajarán en asociación con la corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) y producirán "900.000 barriles diarios de crudo".
Agregó que el caso de Rusia las autoridades suscribieron recientemente un acuerdo para producir hasta 450.000 barriles al día con una inversión de 20.000 millones de dólares.
Chávez se mostró optimista por el comportamiento que han tenido los precios petroleros en las últimas semanas, y dijo que espera que el barril se ubique entre 80 y 100 dólares.
El mandatario venezolano realizó entre el primero y 11 de septiembre una gira por Africa, el Medio Oriente, Bielorrusia, Italia, Rusia y España para estrechar alianzas y suscribir convenios de cooperación en diversas áreas.
Venezuela es uno de los principales exportadores de crudo del mundo y mantiene una fuerte dependencia del petróleo que genera 92 de cada 100 dólares que ingresan al país por exportaciones.
El gobierno sostiene que Venezuela está generando 3,2 millones de barriles diarios, pero firmas independientes refieren que el país solo produce 2,2 millones de barriles por día.

martes, 15 de septiembre de 2009

Sorpresa: próximos 21 y 22 de septiembre

The Age of Stupid, en vivo desde Nueva York.

Pesimismo después de la euforia

GM-Opel: después de la euforia, temor al cierre de fábricas y al desempleo En Alemania, una vez pasados los primeros momentos de euforia tras el anuncio de la venta de Opel por General Motors (GM) a Magna, analistas, políticos y empleados se interrogan sobre la viabilidad del proyecto y sobre sus posibles consecuencias en materia de cierre de fábricas y de supresión de empleos.

Optimismo

Aeroméxico prevé crecer en Estados Unidos durante 2010
Aeroméxico crecerá en los Estados Unidos durante 2010, señaló Frank Galán, vicepresidente de la división para Norteamérica de la aerolínea mexicana.
September 15, 2009
The economy is "very likely" out of the worst recession since the 1930s, Federal Reserve Chairman Ben Bernanke said Tuesday, but he warned that unemployment could stay at high levels for some time to come.
Bernanke, speaking at the Brookings Institution in Washington, said that while the economy is growing again, it won't be enough to prevent the current 9.7 percent unemployment rate from creeping higher.
"The recession is very likely over at this point," he said in response to a question. "Unfortunately, unemployment will be slow to come down," he said, adding that continued joblessness will make it "feel like a very weak economy for some time to come."
The Fed chairman's remarks came on the same day the Commerce Department reported the biggest jump for retail sales in more than three years. The data was bolstered by a major shot in the arm to auto sales spurred by the federal Cash for Clunkers program, but economists said the healthy 2.7 percent uptick was broader based, and pointed to more positive consumer sentiment.
Separately, the Labor Department reported a 1.7 percent increase in U.S. producer prices last month, though most of it was attributable to a big surge in gasoline prices.
Bernanke also said he is confident that Congress will enact a revamp of the nation's financial rule book to prevent a future crisis from happening.
"I feel quite confident that a comprehensive reform will be forthcoming," Bernanke said. It has been "too big a calamity" over the past year, with the near meltdown of the U.S. financial system, for Congress not to take action, he added.
President Obama, speaking to autoworkers at a Lordstown, Ohio, GM plant, picked up his theme that as the economy recovers, it is important that there is not simply a return to the business as usual that precipitated the current crisis.
"There are some who see this pain and suggest that it's all somehow inevitable — that the only way for America to get ahead is for communities like yours to be left behind. But we know better," he told cheering autoworkers.
"You deserve better than the attitude that's prevailed from Washington to Wall Street to Detroit for too long; an attitude that valued wealth over work, selfishness over sacrifice, and greed over responsibility," he said.
The president congratulated the workers for having produced 1 million Chevy Cobalts at the plant, which he said was "one of GM's most sought-after cars" under the Cash for Clunkers program that gave incentives to anyone trading in a gas guzzler for a newer, more fuel efficient vehicle.
He also said his administration was launching a new national standard aimed at boosting mileage and cleaning up the environment. The new standards call for the auto industry's fleet of new vehicles to average 35.5 miles per gallon by 2016.
Transportation Secretary Ray LaHood and EPA Administrator Lisa Jackson released the proposed regulations at the White House, the follow-up to Obama's announcement in May that the government regulations would link emissions and fuel economy standards.
"This action will give our auto companies some long-overdue clarity, stability and predictability," the president said.

From NPR staff and wire service reports

Creencias: ecología y economía

August 28, 2009
1. "We Need to Do Everything Possible to Promote Alternative Energy."
Not exactly. It's certainly clear that fossil fuels are mangling the climate and that the status quo is unsustainable. There is now a broad scientific consensus that the world needs to reduce greenhouse gas emissions more than 25 percent by 2020 — and more than 80 percent by 2050. Even if the planet didn't depend on it, breaking our addictions to oil and coal would also reduce global reliance on petrothugs and vulnerability to energy-price spikes.
But though the world should do everything sensible to promote alternative energy, there's no point trying to do everything possible. There are financial, political, and technical pressures as well as time constraints that will force tough choices; solutions will need to achieve the biggest emissions reductions for the least money in the shortest time. Hydrogen cars, cold fusion, and other speculative technologies might sound cool, but they could divert valuable resources from ideas that are already achievable and cost-effective. It's nice that someone managed to run his car on liposuction leftovers, but that doesn't mean he needs to be subsidized.
Reasonable people can disagree whether governments should try to pick energy winners and losers. But why not at least agree that governments shouldn't pick losers to be winners? Unfortunately, that's exactly what is happening. The world is rushing to promote alternative fuel sources that will actually accelerate global warming, not to mention an alternative power source that could cripple efforts to stop global warming.
We can still choose a truly alternative path. But we'd better hurry.
2. "Renewable Fuels Are the Cure for Our Addiction to Oil."
Unfortunately not. "Renewable fuels" sound great in theory, and agricultural lobbyists have persuaded European countries and the United States to enact remarkably ambitious biofuels mandates to promote farm-grown alternatives to gasoline. But so far in the real world, the cures — mostly ethanol derived from corn in the United States or biodiesel derived from palm oil, soybeans, and rapeseed in Europe — have been significantly worse than the disease.
Researchers used to agree that farm-grown fuels would cut emissions because they all made a shockingly basic error. They gave fuel crops credit for soaking up carbon while growing, but it never occurred to them that fuel crops might displace vegetation that soaked up even more carbon. It was as if they assumed that biofuels would only be grown in parking lots. Needless to say, that hasn't been the case; Indonesia, for example, destroyed so many of its lush forests and peat lands to grow palm oil for the European biodiesel market that it ranks third rather than 21st among the world's top carbon emitters.
In 2007, researchers finally began accounting for deforestation and other land-use changes created by biofuels. One study found that it would take more than 400 years of biodiesel use to "pay back" the carbon emitted by directly clearing peat for palm oil. Indirect damage can be equally devastating because on a hungry planet, food crops that get diverted to fuel usually end up getting replaced somewhere. For example, ethanol profits are prompting U.S. soybean farmers to switch to corn, so Brazilian soybean farmers are expanding into cattle pastures to pick up the slack and Brazilian ranchers are invading the Amazon rain forest, which is why another study pegged corn ethanol's payback period at 167 years. It's simple economics: The mandates increase demand for grain, which boosts prices, which makes it lucrative to ravage the wilderness.
Deforestation accounts for 20 percent of global emissions, so unless the world can eliminate emissions from all other sources — cars, coal, factories, cows — it needs to back off forests. That means limiting agriculture's footprint, a daunting task as the world's population grows — and an impossible task if vast expanses of cropland are converted to grow middling amounts of fuel. Even if the United States switched its entire grain crop to ethanol, it would only replace one fifth of U.S. gasoline consumption.
This is not just a climate disaster. The grain it takes to fill an SUV tank with ethanol could feed a hungry person for a year; biofuel mandates are exerting constant upward pressure on global food prices and have contributed to food riots in dozens of poorer countries. Still, the United States has quintupled its ethanol production in a decade and plans to quintuple its biofuel production again in the next decade. This will mean more money for well-subsidized grain farmers, but also more malnutrition, more deforestation, and more emissions. European leaders have paid a bit more attention to the alarming critiques of biofuels — including one by a British agency that was originally established to promote biofuels — but they have shown no more inclination to throw cold water on this $100 billion global industry.
3. "If Today's Biofuels Aren't the Answer, Tomorrow's Biofuels Will Be."
Doubtful. The latest U.S. rules, while continuing lavish support for corn ethanol, include enormous new mandates to jump-start "second-generation" biofuels such as cellulosic ethanol derived from switchgrass. In theory, they would be less destructive than corn ethanol, which relies on tractors, petroleum-based fertilizers, and distilleries that emit way too much carbon. Even first-generation ethanol derived from sugar cane — which already provides half of Brazil's transportation fuel — is considerably greener than corn ethanol. But recent studies suggest that any biofuels requiring good agricultural land would still be worse than gasoline for global warming. Less of a disaster than corn ethanol is still a disaster.
Back in the theoretical world, biofuels derived from algae, trash, agricultural waste, or other sources could help because they require no land or at least unspecific "degraded lands," but they always seem to be "several" years away from large-scale commercial development. And some scientists remain hopeful that fast-growing perennial grasses such as miscanthus can convert sunlight into energy efficiently enough to overcome the land-use dilemmas — someday. But for today, farmland happens to be very good at producing the food we need to feed us and storing the carbon we need to save us, and not so good at generating fuel. In fact, new studies suggest that if we really want to convert biomass into energy, we're better off turning it into electricity.
Then what should we use in our cars and trucks? In the short term gasoline. We just need to use less of it.
Instead of counterproductive biofuel mandates and ethanol subsidies, governments need fuel-efficiency mandates to help the world's 1 billion drivers guzzle less gas, plus subsidies for mass transit, bike paths, rail lines, telecommuting, carpooling, and other activities to get those drivers out of their cars. Policymakers also need to eliminate subsidies for roads to nowhere, mandates that require excess parking and limit dense development in urban areas, and other sprawl-inducing policies. None of this is as enticing as inventing a magical new fuel, but it's doable, and it would cut emissions.
In the medium term, the world needs plug-in electric cars, the only plausible answer to humanity's oil addiction that isn't decades away. But electricity is already the source of even more emissions than oil. So we'll need an answer to humanity's coal addiction, too.
4. "Nuclear Power Is the Cure for Our Addiction to Coal."
Nope. Atomic energy is emissions free, so a slew of politicians and even some environmentalists have embraced it as a clean alternative to coal and natural gas that can generate power when there's no sun or wind. In the United States, which already gets nearly 20 percent of its electricity from nuclear plants, utilities are thinking about new reactors for the first time since the Three Mile Island meltdown three decades ago — despite global concerns about nuclear proliferation, local concerns about accidents or terrorist attacks, and the lack of a disposal site for the radioactive waste. France gets nearly 80 percent of its electricity from nukes, and Russia, China, and India are now gearing up for nuclear renaissances of their own.
But nuclear power cannot fix the climate crisis. The first reason is timing: The West needs major cuts in emissions within a decade, and the first new U.S. reactor is only scheduled for 2017 — unless it gets delayed, like every U.S. reactor before it. Elsewhere in the developed world, most of the talk about a nuclear revival has remained just talk; there is no Western country with more than one nuclear plant under construction, and scores of existing plants will be scheduled for decommissioning in the coming decades, so there's no way nuclear could make even a tiny dent in electricity emissions before 2020.
The bigger problem is cost. Nuke plants are supposed to be expensive to build but cheap to operate. Unfortunately, they're turning out to be really, really expensive to build; their cost estimates have quadrupled in less than a decade. Energy guru Amory Lovins has calculated that new nukes will cost nearly three times as much as wind — and that was before their construction costs exploded for a variety of reasons, including the global credit crunch, the atrophying of the nuclear labor force, and a supplier squeeze symbolized by a Japanese company's worldwide monopoly on steel-forging for reactors. A new reactor in Finland that was supposed to showcase the global renaissance is already way behind schedule and way, way over budget. This is why plans for new plants were recently shelved in Canada and several U.S. states, why Moody's just warned utilities they'll risk ratings downgrades if they seek new reactors, and why renewables attracted $71 billion in worldwide private capital in 2007 — while nukes attracted zero.
It's also why U.S. nuclear utilities are turning to politicians to supplement their existing loan guarantees, tax breaks, direct subsidies, and other cradle-to-grave government goodies with new public largesse. Reactors don't make much sense to build unless someone else is paying; that's why the strongest push for nukes is coming from countries where power is publicly funded. For all the talk of sanctions, if the world really wants to cripple the Iranian economy, maybe the mullahs should just be allowed to pursue nuclear energy.
Unlike biofuels, nukes don't worsen warming. But a nuclear expansion — like the recent plan by U.S. Republicans who want 100 new plants by 2030 — would cost trillions of dollars for relatively modest gains in the relatively distant future.
Nuclear lobbyists do have one powerful argument: If coal is too dirty and nukes are too costly, how are we going to produce our juice? Wind is terrific, and it's on the rise, adding nearly half of new U.S. power last year and expanding its global capacity by a third in 2007. But after increasing its worldwide wattage tenfold in a decade — China is now the leading producer, and Europe is embracing wind as well — it still produces less than 2 percent of the world's electricity. Solar and geothermal are similarly wonderful and inexhaustible technologies, but they're still global rounding errors. The average U.S. household now has 26 plug-in devices, and the rest of the world is racing to catch up; the U.S. Department of Energy expects global electricity consumption to rise 77 percent by 2030. How can we meet that demand without a massive nuclear revival?
We can't. So we're going to have to prove the Department of Energy wrong.
5. "There Is No Silver Bullet to the Energy Crisis."
Probably not. But some bullets are a lot better than others; we ought to give them our best shot before we commit to evidently inferior bullets. And one renewable energy resource is the cleanest, cheapest, and most abundant of them all. It doesn't induce deforestation or require elaborate security. It doesn't depend on the weather. And it won't take years to build or bring to market; it's already universally available.
It's called "efficiency." It means wasting less energy — or more precisely, using less energy to get your beer just as cold, your shower just as hot, and your factory just as productive. It's not about some austerity scold harassing you to take cooler showers, turn off lights, turn down thermostats, drive less, fly less, buy less stuff, eat less meat, ditch your McMansion, and otherwise change your behavior to save energy. Doing less with less is called conservation. Efficiency is about doing more or the same with less; it doesn't require much effort or sacrifice. Yet more efficient appliances, lighting, factories, and buildings, as well as vehicles, could wipe out one fifth to one third of the world's energy consumption without any real deprivation.
Efficiency isn't sexy, and the idea that we could use less energy without much trouble hangs uneasily with today's more-is-better culture. But the best way to ensure new power plants don't bankrupt us, empower petrodictators, or imperil the planet is not to build them in the first place. "Negawatts" saved by efficiency initiatives generally cost 1 to 5 cents per kilowatt-hour versus projections ranging from 12 to 30 cents per kilowatt-hour from new nukes. That's because Americans in particular and human beings in general waste amazing amounts of energy. U.S. electricity plants fritter away enough to power Japan, and American water heaters, industrial motors, and buildings are as ridiculously inefficient as American cars. Only 4 percent of the energy used to power a typical incandescent bulb produces light; the rest is wasted. China is expected to build more square feet of real estate in the next 15 years than the United States has built in its entire history, and it has no green building codes or green building experience.
But we already know that efficiency mandates can work wonders because they've already reduced U.S. energy consumption levels from astronomical to merely high. For example, thanks to federal rules, modern American refrigerators use three times less energy than 1970s models, even though they're larger and more high-tech.
The biggest obstacles to efficiency are the perverse incentives that face most utilities; they make more money when they sell more power and have to build new generating plants. But in California and the Pacific Northwest, utility profits have been decoupled from electricity sales, so utilities can help customers save energy without harming shareholders. As a result, in that part of the country, per capita power use has been flat for three decades — while skyrocketing 50 percent in the rest of the United States. If utilities around the world could make money by helping their customers use less power, the U.S. Department of Energy wouldn't be releasing such scary numbers.
6. "We Need a Technological Revolution to Save the World."
Maybe. In the long term, it's hard to imagine how (without major advances) we can reduce emissions 80 percent by 2050 while the global population increases and the developing world develops. So a clean-tech Apollo program modeled on the Manhattan Project makes sense. And we do need carbon pricing to send a message to market makers and innovators to promote low-carbon activities; Europe's cap-and-trade scheme seems to be working well after a rocky start. The private capital already pouring into renewables might someday produce a cheap solar panel or a synthetic fuel or a superpowerful battery or a truly clean coal plant. At some point, after we've milked efficiency for all the negawatts and negabarrels we can, we might need something new.
But we already have all the technology we need to start reducing emissions by reducing consumption. Even if we only hold electricity demand flat, we can subtract a coal-fired megawatt every time we add a wind-powered megawatt. And with a smarter grid, green building codes, and strict efficiency standards for everything from light bulbs to plasma TVs to server farms, we can do better than flat. Al Gore has a reasonably plausible plan for zero-emissions power by 2020; he envisions an ambitious 28 percent decrease in demand through efficiency, plus some ambitious increases in supply from wind, solar, and geothermal energy. But we don't even have to reduce our fossil fuel use to zero to reach our 2020 targets. We just have to use less.
If somebody comes up with a better idea by 2020, great! For now, we should focus on the solutions that get the best emissions bang for the buck.
7. "Ultimately, We'll Need to Change Our Behaviors to Save the World."
Probably. These days, it's politically incorrect to suggest that going green will require even the slightest adjustment to our way of life, but let's face it: Jimmy Carter was right. It wouldn't kill you to turn down the heat and put on a sweater. Efficiency is a miracle drug, but conservation is even better; a Prius saves gas, but a Prius sitting in the driveway while you ride your bike uses no gas. Even energy-efficient dryers use more power than clotheslines.
More with less will be a great start, but to get to 80 percent less emissions, the developed world might occasionally have to do less with less. We might have to unplug a few digital picture frames, substitute teleconferencing for some business travel, and take it easy on the air conditioner. If that's an inconvenient truth, well, it's less inconvenient than trillions of dollars' worth of new reactors, perpetual dependence on hostile petrostates, or a fricasseed planet.
After all, the developing world is entitled to develop. Its people are understandably eager to eat more meat, drive more cars, and live in nicer houses. It doesn't seem fair for the developed world to say: Do as we say, not as we did. But if the developing world follows the developed world's wasteful path to prosperity, the Earth we all share won't be able to accommodate us. So we're going to have to change our ways. Then we can at least say: Do as we're doing, not as we did.
Brasil podría importar aceite soja para biocombustible:Oil World
1 hora, 47 minutos
HAMBURGO (Reuters) - Brasil, uno de los principales exportadores mundiales de aceite de soja, podría empezar a importar ese producto a partir de octubre de 2009, debido a la creciente demanda del derivado para la elaboración de biocombustibles, dijo el martes la revista Oil World.
La producción de biodiésel del país sudamericano llegó a un récord de 134.000 toneladas en julio de 2009, un alza interanual del 41 por ciento, en línea con un incremento del porcentaje de biocombustibles que obligatoriamente debe mezclarse con el diésel, explicó la publicación.
"En Brasil, la ascendente demanda para la producción de biodiésel y la menguante molienda de soja llevarán a una caída en las exportaciones del aceite de la oleaginosa y probablemente será necesario recurrir a su importación entre octubre de 2009 y enero de 2010", afirmó.
La elaboración de biodiésel brasileño entre enero y julio del 2009 trepó un 42 por ciento frente al mismo período del año pasado y alcanzó las 710.000 toneladas, calculó la publicación con base en Hamburgo.
En julio del 2009, el 81 por ciento del biodiésel de Brasil se elaboró en base al aceite de soja, mientras que para el resto se recurrió al derivado de sebo o de algodón. La amplia utilización de la variedad de soja se produjo luego de una caída en la cosecha de la oleaginosa a principios de 2009.
"La creciente escasez de aceite de soja en Brasil hará que, entre octubre y diciembre de 2009, cada vez sea más difícil producir los volúmenes de biodiésel necesarios, a menos que el país empiece a importar el subproducto", previó la revista.
Mientras tanto, las exportaciones de biodiésel de Argentina también crecerían, lo que reduciría la oferta de aceite de soja, añadió.
Las ventas de biodiésel argentino alcanzarían un récord de 1,01 millones de toneladas entre octubre de 2008 y septiembre de 2009, unas 400.000 toneladas por encima del período previo, estimó Oil World.
Argentina sigue favorecido por la fuerte demanda de biodiésel por parte de la Unión Europea, luego de que el bloque estableció más impuestos al producto de origen estadounidense, tras una disputa por subsidios en la producción, explicó.
(Reporte por Michael Hogan; Editado en español por Maximiliano Rizzi)

México: "El tren de la economía"


México lindo, pero no para la inversión
4 minutos
José Manuel Martínez
¡Mexicanos al grito de guerra!, así inicia el Himno Nacional, pero pocas han sido las batallas ganadas para lograr un país competitivo y atractivo para la inversión extranjera y nacional, base para el crecimiento económico.

El país se mantiene como la nación número 60 más competitiva entre 133 economías que califica el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), ha sido superado por Brasil, mientras que en la región latinoamericana Uruguay, Trinidad y Tobago, Colombia y Perú avanzan más rápido.
La contracción de la economía mexicana ha sido significativamente más acentuada que la observada en otras economías emergentes, lo que deja ver las debilidades que por años no han sido subsanadas y que hoy nuevamente se discuten en el Congreso.
Entre las debilidades más destacables se encuentran la alta dependencia del comercio exterior y la inversión de Estados Unidos, la ineficacia de instituciones públicas, incluso ocupa el lugar 110 de 133 economías; la alta inseguridad (lugar 125) "razones de preocupación por la alta violencia del crimen organizado" dijo el WEF.
Un mercado laboral rígido (lugar 115) caracterizado por pesadas regulaciones, altos impuestos sobre las remuneraciones, y una educación (74) poco efectiva que no proporciona una mayor contribución al desarrollo con una baja generación de ingenieros y científicos.
Son necesarias "acciones adicionales para liberalizar mercados, aumentar el sistema educativo, y mejorar gobierno público" dijo el WEF en su último reporte de competitividad publicado la semana pasada.
Estas debilidades provocaron una caída de 20% en la Inversión Extranjera Directa en 2008, la mayor baja entre los países de la región latinoamericana, según la Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL).
En tanto en México ocupa el lugar 51 de 183 países en facilidad de hacer negocios, según el estudio Doing Business 2010 presentado la semana pasada por el Banco Mundial.
En este ranking hubo una mejora de cuatro posiciones en un año, pero todavía se encuentra por debajo de naciones como Puerto Rico o Chile en la región.
Cuatro mayores debilidades en la coyuntura:
1.- Alta dependencia de EU
México sigue siendo especialmente dependiente del ciclo económico en Estados Unidos, así como de su crecimiento potencial. Las empresas en el país tienen un mayor grado de especialización en ese mercado en lo que corresponde tanto a sus exportaciones de bienes y servicios, como en términos de los flujos de factores productivos entre los dos países (migración y las consecuentes remesas familiares, inversión extranjera, etc.). Una relación natural por la cercanía geográfica pero con pocos alicientes para expander relaciones comerciales a regiones de crecimiento como América Latina.
México exporta alrededor del 80% de sus mercancías a Estados Unidos, mientras que más del 70% de la inversión extranjera directa proviene de las empresas de ese país.
Incluso las mayores restricciones de financiamiento que han sufrido las empresas multinacionales de origen norteamericano durante la crisis actual han conducido a importantes caídas en los flujos de inversión.
2.- Desaceleración de financiamiento
El fuerte proceso de bancarización con la ampliación de los créditos, principalmente al consumo perdió fuerza con la recesión económica al no ir aparejado con educación financiera que ha propiciado en parte la mayor cartera vencida.
Los créditos de la banca comercial al sector productivo han disminuido ante la alerta de una mayor morosidad.
3.- Baja flexibilidad en la respuesta a la Recesión
El fuerte desempleo en el sector de la manufactura provocó que los trabajadores despedidos fueran absorbidos, en el mejor de los casos, por la economía informal de baja productividad, según los indicadores de desempleo, subempleo, empleo informal y de retiro de empleados de la fuerza laboral lo que conduce a una caída del ingreso nacional más severa que la que se hubiese observado si el empleo hubiese emigrado a sectores de mayor productividad que no sufrieron el choque inicial de demanda externa en la misma magnitud.
"Es posible que persista una cierta pérdida de productividad de la economía en su conjunto", dijo Banco de México en su último reporte trimestral de inflación.
4.- Restricciones de financiamiento
México se ha visto afectado de manera adicional por el deterioro que ha sufrido la percepción que se tiene en los mercados respecto a su nivel de riesgo. Diversas agencias calificadoras han manifestado cuestionamientos acerca del margen de maniobra de las finanzas públicas, la capacidad de financiamiento del déficit y las perspectivas de largo plazo de la deuda pública. El deterioro de la percepción de riesgo del país podría estar afectando, a su vez, la confianza de los inversionistas y, de ese modo, podría estar exacerbando la caída en la inversión, por encima de lo que hubiese sido la respuesta natural ante el choque de demanda externa que sufrió la economía durante el ciclo actual.
Fortalezas
Entre las fortalezas de la economía mexicana que identifica el WEF se encuentran su posición geográfica ante el mayor mercado del mundo, estabilidad macroeconómica, población joven con necesidades que satisfacer lo que representa uno de los mayores mercados potenciales, una red amplia de tratados comerciales, proveedores locales de mayor calidad y una cadena de valor agregado principalmente por su vocación a las manufacturas.

martes, 8 de septiembre de 2009

La barbarie del Mercado: lucha por la supervivencia

La economía de los nietos de Keynes

Por Alberto Müller *
En un artículo publicado en 1930, John Maynard Keynes reflexionaba acerca de cómo habría de ser el mundo de sus eventuales nietos: un mundo en el que la escasez habría dejado de existir, gracias al crecimiento económico. Esto representaría un cambio profundo, con relación a la previa historia de la Humanidad, al desaparecer la lucha por la supervivencia, un rasgo que la acompañó desde siempre. Como persona bienintencionada –más allá de cierto esnobismo–, Keynes veía la oportunidad, y también la necesidad, de que se generalizaran actividades antes restringidas a relativamente pocas personas. Anticipaba así la posibilidad de un mundo menos atado a la producción material y a la acumulación, y más volcado al desarrollo intelectual y estético, e incluso a la preocupación religiosa.
Han pasado ya tres generaciones desde ese entonces, y ha llegado el momento de constatar la validez de esta reflexión. Por lo pronto, nadie en su sano juicio puede alegar que exista escasez en el mundo al que Keynes hacía referencia; esto es, lo que damos en llamar el Primer Mundo, que para gran parte de europeos y estadounidenses sigue siendo el único mundo relevante. Puede estimarse que un ingreso per cápita de 10.000/15.000 dólares, adecuadamente distribuido, permite una vida decorosa a toda una sociedad. Europa Occidental, Estados Unidos y Japón duplican e incluso triplican, en algunos casos, este límite. Pese la Segunda Guerra Mundial, la mayor hecatombe de la historia de la Humanidad, el fin de las privaciones es un hecho. En este sentido, Keynes tuvo razón.
¿Pero cómo es este “mundo” con relación a lo que Keynes anticipó o deseó? Por lo pronto no asume que la escasez concluyó. Las jornadas de trabajo se extienden, el estrés por la supervivencia sigue presente, y por cierto esta época no brilla por su intelecto; más bien, vemos un período culturalmente gris, donde abundan las remakes, las modas pasajeras y el pensamiento light. Hay sí un retorno hacia la religión en diversos lugares y estamentos, aunque no por cierto con sentido liberador. Y como si fuera poco abundan los avances de la derecha más cerril, aun en países tradicionalmente tolerantes. Las fuerzas reformadoras –que tuvieron importancia precisamente en la aplicación de ideas aportadas también por Keynes– se han esterilizado y optaron mayormente por replicar el ideario neoliberal, a veces con sus mismas palabras. Poco y nada queda de la gran tradición intelectual que la izquierda supo aportar fuera de algunos núcleos valientes, pero escasamente influyentes.
La pregunta es entonces por qué se verificó este escenario y no el anticipado o propuesto por Keynes. Este interrogante recibe algunas respuestas a partir de la actual crisis mundial. Por lo pronto, esta crisis seguramente no se origina en la escasez y ha brotado en el seno del Primer Mundo. Nace de la multiplicación de capitales financieros alimentada por inmensos ingresos monetarios que, en lugar de dirigirse al consumo, marcharon hacia la valorización. Esto ha ocurrido porque el ingreso se ha concentrado abandonando la senda más equilibrada que se construyó en la segunda posguerra. Uno de los mecanismos en este proceso de concentración ha sido precisamente la creciente preeminencia del sector financiero por su capacidad de generar ganancias especulativas. Este proceso se realimentó por las meras expectativas de valorización. De esta forma, entre 1990 y 2007, la capitalización bursátil estadounidense creció 2,5 veces más que el ingreso nacional. Se generaron derechos crecientes de ingreso, más allá de lo que permitía el crecimiento económico, a favor de los que tuvieron la capacidad de ahorrar.
Este panorama no es por cierto el que avizoraba Keynes. La sociedad de la abundancia continúa pareciendo la sociedad de la escasez gracias, entre otros aspectos, a una considerable concentración en los ingresos. La disparidad de nivel de vida y el status y la vocación por la acumulación son así una suerte de sucedáneo de la escasez. La economía ortodoxa contribuye a esta falsa percepción. La noción del fin de la escasez no forma parte del bagaje estándar de los estudiantes. Por el contrario, esta disciplina insiste en ser la Ciencia de la Escasez (con mayúscula es más persuasivo) porque las necesidades se presumen ilimitadas. La Economía estándar seguramente omitió a Keynes, en este punto, como en muchos otros; y por cierto ésta es una de sus principales falacias.
Partir de la constatación de que las cosas han cambiado definitivamente, por lo menos para el Primer Mundo, ayuda a comprender mejor la naturaleza de la actual crisis. En particular, su origen en la evidente sobreacumulación financiera. La abundancia asimismo permite postergar volúmenes importantes de gasto (particularmente en bienes durables de consumo) sin menoscabo para la supervivencia cotidiana. Esto implica incrementar la inestabilidad del sistema económico. Cuando las necesidades mínimas abarcan buena parte del ingreso disponible, el gasto es inmediato, no se difiere, lo que permite sostener los niveles de actividad y empleo.
Por ahora, Marx aventaja a Keynes. El capitalismo muestra una tendencia a la acumulación desenfrenada y a la concentración, adaptando las necesidades sociales e incluso comprometiendo a las generaciones futuras por el agotamiento de recursos y el deterioro ambiental; y el fin de la escasez no lo detiene. Pero advirtamos que la parte optimista del análisis de Marx –la llegada de una sociedad más libre y humana, algo que salvando las distancias sería del agrado de Keynes– tampoco se vislumbra. Máxime si no vemos fuerzas políticas en el Primer Mundo que capitalicen esta crisis en un sentido progresista, pese a que los hechos le darían claramente la razón. Es imperativo, nos parece, encarar esta tarea.
* Economista. Director del Cespa.Plan Fénix-FCE-UBA.
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Turismo, embarazo


Delicias del mercado
La tecnología y el mercado le han dado un nuevo lustre al antiguo relato de la cigüeña: ya no vendrá de París, pero las mujeres sí cruzarán el océano en busca de su regalo combinando ocio y fertilización asistida, un paquete de turismo que ya se ofrece como tal. Entre los destinos privilegiados de este actualizado all inclusive se cuenta nuestro país: cambio favorable, buena atención médica, recursos científicos y bellos paisajes. Así el tiempo se aprovecha, pero ¿para cuál de los dos objetivos?

Por Veronica Gago
La idea es que todo puede ser mejor si se presenta envuelto en un paquete de turismo. Dicho de otro modo: el turismo es la fórmula que permite renovar el packaging de varias actividades (incluso algunas tradicionales), pero, sobre todo, volverlas parte de nuevos nichos del mercado global. Así como la cultura es para muchas ciudades un atractivo extra si se la sabe explotar turísticamente, quedar embarazada también puede ser parte de un combo que incluya playa y masajes a la vez que se consigue una fertilización asistida. Este pack será una de las novedades del rubro presentada en la próxima feria de turismo de Londres. La publicidad está especialmente dirigida a lesbianas y mujeres solteras, pero es una opción multiuso para parejas con problemas de fertilidad. España se ubica en la vanguardia de la oferta y saca ventaja frente a aquellos países europeos donde los tratamientos de reproducción son más complicados legalmente. Argentina no se queda afuera del negocio bautizado “turismo reproductivo” porque cuenta con ventajas comparativas notables: precios bajísimos si se viene con dólares o euros, buenos paisajes, nivel técnico profesional y una suerte de vacío legal para este tipo de prácticas. Un paso más en lo que, desde hace tiempo, se cataloga como “turismo médico” (viajar para hacerse cirugías plásticas, tratamientos de obesidad, etc.) que ahora se hace cargo de satisfacer ese deseo tan propio –y a veces tan irrenunciable– de concebir un hijo/a. Y, de paso, sacarles provecho a las vacaciones. Que, de ser un tiempo para el placer y el despilfarro, ahora están cada vez más incorporadas en un cálculo de renovación de una misma: dieta, cirugía y, por qué no, embarazo... ¿Una nueva alianza entre lo más avanzado de la medicina y el mercado? ¿Una expansión del turismo a territorios insospechados? ¿Un sueño a precio de tercer mundo y a escondidas? ¿El fin del ocio como puro tiempo inútil?
All inclusive
Las ventajas de una economía planetaria las descubren los nuevos “conquistadores”. Ahora, además de tierras y recursos naturales, hay todo un mundo inmaterial de afectos y deseos a colonizar. La publicidad y el turismo van trazando la avanzada. Hace unos días se difundió en España un nuevo paquete turístico a cargo de la agencia Rainbow Tourism, especializada en turismo gay, en alianza con el Instituto Bernabeu, especializado en fertilidad y reproducción asistida. El instituto pone a disposición sus cuatro clínicas en Alicante, Benidorm, Cartagena y Elche y la agencia turística se encarga de empalmarlas con habitaciones “en hotel de lujo a pie de playa”, a 600 euros por persona. Este precio incluye un masaje y un tratamiento de belleza porque, según sus organizadores, “se trata de un momento muy especial en la vida y la mujer necesita sentirse querida y especial”.
María José Rico, de Rainbow Tourism, declaró a la agencia EFE: “Nuestro paquete permite combinar unos días de descanso y playa, con la posibilidad de ser madre; vamos a hacer realidad el sueño de muchas lesbianas”. El target de la iniciativa son las mujeres de Alemania, Inglaterra, Suiza, Austria e Italia, donde –aclara una de las directivas del Instituto Bernabeu– “la ley es mucho más restrictiva y no permite la reproducción asistida para mujeres solteras y además hay muchísimos vuelos diarios, por lo que es muy cómodo”. También esperan clientas de Canadá y Estados Unidos donde los problemas no son legales, pero la ventaja relevante es económica: “(allí) la ley permite todo, pero los precios son una barbaridad, casi diez veces lo que en España”. Las tarifas dependen del tratamiento que se prefiera: no es lo mismo una inseminación artificial de 1000 euros que una ovodonación con semen que cuesta 7500. Rafael Bernabeu, director del instituto, aseguró que de los 2500 tratamientos de fertilidad que realizan por año, el 40 por ciento de sus pacientes son mujeres solteras o lesbianas. De allí que han detectado las posibilidades expansivas de este mercado. Con paquete turístico y todo, el éxito no está garantizado, pero sus promotores señalan que la efectividad promedio de la fertilización asistida es de un 60 por ciento.
Turismo y medicina parecen hacer posible la fantasía de una concepción mágica en tierras lejanas: como una aventura secreta en la que el tratamiento reproductivo de máxima tecnología transcurre en paisajes de ensueño, a espaldas de los conocidos y la vida cotidiana. Y, si los astros están de acuerdo, se vuelve del paseo con sorpresa.
Ventajas comparativas
En Argentina, el turismo reproductivo es una de las vetas económicas posdevaluación. Que, como otras actividades que se desarrollan al calor de los bajos costos, tiene las ventajas de contar con capacidades técnicas y profesionales adecuadas (y cada vez más especializadas en atender pacientes-turistas), flexibilidad legal (aquí no está regulada la congelación de embriones ni la donación de óvulos) y un capital paisajístico para hacer que el viaje también valga la pena en términos turísticos.
La Dra. Alicia Monti, del Instituto Ghisoni de Obstetricia, Ginecología y Fertilidad de Lomas de Zamora, señala que en dicha institución han atendido pacientes provenientes de Venezuela, Paraguay y Estados Unidos: “Los precios de referencia, en nuestro caso, son cuatro o cinco veces menores que en esos países. Esa es una ventaja evidente para quienes vienen a Argentina a realizarse este tipo de tratamientos. Además, hay que contabilizar que existen referencias del éxito de nuestro país respecto de estas intervenciones. La cuestión de la legislación no sé si es una ventaja o no. Lo que puedo decir es que en nuestra legislación no hay nada estipulado al respecto”.
En una perspectiva similar, José Rateni, gerente del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (Cegyr, famoso por haber logrado el primer nacimiento en nuestro país usando la técnica de fertilización in vitro), responde a Las12 ante la misma consulta: “Argentina, en el contexto latinoamericano –excluyendo Brasil por una cuestión de escala–, es un destino muy buscado por la calidad y el nivel prestacional de estos tratamientos y además porque se complementa con que Buenos Aires es una ciudad atractiva, con ventajas turísticas, culturales y de consumo. Esto, obviamente, se ve claro desde 2002. Quienes saben de la calidad de nuestro país también combinan la pretensión de un buen servicio con la posibilidad de un paseo”. Los pacientes extranjeros son una tendencia en aumento: de las 1300 parejas que el Cegyr atiende por año, según Rateni, “el 10 por ciento viene del exterior buscando tratamientos de alta complejidad, es decir, fecundación in vitro. Nuestros pacientes vienen de América latina, de Canadá y de Estados Unidos, aunque en este último caso, en su mayoría son latinos que viven allá. Estos tratamientos en EE.UU. pueden costar, por lo menos, diez veces más”.
Una de las opciones más desarrolladas se puede ver en el sitio web de Plenitas que asegura contar “desde el 2003, con más de 3000 pacientes extranjeros satisfechos”. Allí se ofrecen servicios de fertilización asistida (además de cirugías de diversos tipos) y la organización del viaje a Argentina; como parte de una empresa global, Plenitas Argentina se inscribe en una red de otros destinos posibles: Rumania, Serbia, Montenegro, Egipto y Estados Unidos. Además de videos turísticos explicativos sobre el país, una entrevista en la CNN a una paciente norteamericana y propuestas de financiamiento, Plenitas ofrece cotizaciones on line según las necesidades de cada quien, para armar un paquete a medida.
Pasear y gestar
Así como ya existe un turismo específico para embarazadas o parejas que esperan su primer hijo/a (conocido como “Babymoon”) que propone una suerte de “última luna de miel” para los futuros padres y madres, el turismo reproductivo pretende segmentar otra porción del mercado.
¿Qué implica esta nueva vuelta de tuerca, esta vez vía el turismo, de la alianza entre el mercado y las tecnologías reproductivas? Ana Franchi, investigadora del Conicet en fisiopatología de la reproducción, dice: “En mi opinión se está banalizando la decisión de tener un hijo y, especialmente, por estas técnicas. Si juntamos las cataratas con la estimulación ovárica o el Perito Moreno con la inseminación artificial hay una de las dos cosas que se prioriza. La decisión de acudir a centros de fertilidad no es sencilla ni barata. Las mujeres se someten a tratamientos, a veces cruentos, y donde se pone en juego el deseo (probablemente largamente aplazado) de ser madre. Ahora, gracias a que el cambio monetario conviene y el desarrollo de estas tecnologías en nuestro país es similar a la de los países de origen de quienes vienen, se combina pasear y gestar un hijo. No sé cuánta información reciben las futuras madres: por ejemplo, si se les informa de los porcentajes de éxito de estas técnicas, que son relativamente bajos, de las posibilidades que tienen según sus edades, etcétera”.
Florencia Luna, directora del Programa de Bioética de Flacso, coincide con que hay que tener en cuenta la dimensión banalizante de la oferta: “En relación al turismo, lo que me pregunto es cuánto hay de banalización en esta presentación de las cosas. Una pareja que no puede tener hijos pasa por una situación de estrés emocional: plantear que mientras se hace una inseminación se puede ir a ver un espectáculo de tango no sé hasta qué punto es real o, simplemente, es una forma de negar lo problemático de esos momentos”.
La cuestión económica también merece problematizarse un poco según estas investigadoras. “La ventaja económica que representa nuestro país para este tipo de tratamiento nos revela las dificultades económicas que implican estas tecnologías en otros países para sus ciudadanos, pero también en Argentina son caras para quienes viven aquí”, dice Luna. Franchi, por su parte, agrega: “Algunos países del tercer mundo son exportadores de bebés que adoptan las mujeres, familias, parejas, de los países ricos. La Argentina también exporta niños, pero ahora se suma una exportación con ‘valor agregado’... Creo que la tecnología avanza sin preguntar ni preguntarse nada por estos avances que cambian la vida de todos los días, especialmente de quienes las pueden pagar.”
Ana Domínguez Mon, antropóloga de la UBA, ante la pregunta por los dilemas que implica este tipo de asociación de las técnicas de reproducción con el mercado, propone ampliar la perspectiva: “Yo relativizaría el sentido de la pregunta. ¿Acaso la maternidad y/o paternidad en general no ha sido altamente impactada por el mercado tecnológico? Las ecografías y videos de los fetos son una muestra de cómo el mercado tecnológico de la salud responde a necesidades de consumidores de este tipo de productos. No veo ningún dilema ético en la utilización de las técnicas en sí, por el contrario creo que brindan esperanzas de maternidad/paternidad biológica a varones y mujeres”.
Sin embargo, que en Argentina estas actividades no estén legisladas repercute como una ventaja más para su libre mercado: “Es bajísimo el control que se tiene sobre ellas y especialmente sobre los bancos de esperma y la ovodonación. Para bien o para mal, el nuestro es un país que junta gran calidad médica, cambio favorable y mujeres pobres que donan sus óvulos. Creo que esta combinación es al menos complicada, que necesita de leyes que regulen estas actividades, protección a las usuarias y también a quienes donan”, detalla Franchi.
La actualización de un debate
“Me parece que esto es un explicitación más de un fuerte proceso de medicalización sobre las personas en general y sobre las mujeres en particular. Me refiero al avance de la medicalización hasta abarcar cada espacio de la vida privada. Desde los niños inquietos a los que se diagnostica y medica hasta la difusión del viagra, pasando por el embarazo, el parto y la vejez como procesos a ser regulados médicamente. Todos ellos antes eran vistos como naturales y ahora, en cambio, se los interviene desde la medicina a través de formas que pautan, de manera sutil pero muy efectiva, la vida cotidiana. Además, tenemos que tener en cuenta que estos procesos tienen fuertes aliados en la industria: cada uno viene de la mano de una droga y/o de una tecnología médica que genera su propia demanda, lo cual hace que estos procesos se empiecen a percibir como ‘problemas’ cuando, repito, antes eran entendidos como naturales: la inquietud de un niño, la menor actividad sexual a cierta edad o el límite de edad para la concepción. Cada tecnología es inseparable de un circuito de ganancias económicas, y esto es fundamental”, insiste Luna.
Presentadas bajo diversos aspectos, las tecnologías reproductivas siempre vuelven a actualizar dilemas y opiniones diversas sobre sus posibles usos y apropiaciones, en la medida en que se ponen en tensión con la impronta mercantil a la que están asociadas. “Estas técnicas –dice Luna– tienen un efecto paradójico y así lo han hecho notar distintas perspectivas feministas. Por un lado, amplían la libertad reproductiva y permiten a las mujeres poder decidir cuándo tener un hijo, pudiendo elegir según los tiempos de sus carreras o desarrollos personales; desde esta perspectiva serían positivas. Por otro, y como contrapartida, se quitan los límites naturales a la posibilidad de ser madres por lo que se continúa ejerciendo una presión social para que se produzca la maternidad, fomentando el rol reproductor más allá de ciertas edades y condiciones.”
En todo caso, la mayor publicidad sobre su uso, permite leer –en tiempo real– las modificaciones en cómo se las percibe y su impacto en las costumbres de época. “En realidad, cuando existe un avance de desarrollo tecnológico en un campo de la medicina es porque hay demanda y, por ende, consumidores. El avance científico en reproducción asistida, y sobre todo en las nuevas técnicas disponibles, ha modificado notablemente las oportunidades de muchas personas de acceder a sus beneficios terapéuticos (como en el caso de las células madre) así como la posibilidad de acceder a la fecundidad con el fin de tener descendencia”, señala Domínguez Mon. En este sentido, ¿se puede decir que va cambiando su significación social? Continúa Domínguez Mon: “Es una realidad que las técnicas de reproducción asistida brindan la oportunidad de lograr la paternidad y la maternidad biológica a personas que por infertilidad no habrían podido acceder a la reproducción biológica. Esto demuestra el peso de la maternidad biológica, por lo menos en las sociedades occidentales. La edad gestacional se ha modificado notablemente sobre todo en los grupos sociales que pueden acceder a este tipo de técnicas de fecundación asistida. Esto quiere decir que se observan con mayor frecuencia madres adultas con niños pequeños, algo que hasta hace algunos años habría sido motivo de preocupación médica (las madres añosas) se ha transformado en formas normalizadas de maternidad. Por otro lado, están los vientres portantes y la donación de óvulos y espermas cuya significación, tal como formula la pregunta, debería estudiarse seriamente, según los países, los grupos sociales y los contextos específicos. Toda generalización en el campo de los valores sociales como culturales sería poco seria. Hace ya varios años que en nuestro país se están llevando a cabo trabajos sobre nuevas formas de parentalidad, que abarcan tanto la utilización de las técnicas de reproducción asistida como la conformación de familias mono como homoparentales. Esto permite reconocer el valor asignado a la filiación biológica”.
Finalmente, si esta vez la cuestión que las ha puesto sobre el tapete es el turismo, cabe también otra pregunta: ¿entran a jugar en un fenómeno más amplio, en la exigencia de optimización permanente del uso del tiempo? ¿El turismo reproductivo ilustra nuevas formas de hacer “rendir” el ocio? “En el primer mundo –dice Franchi– hay poco tiempo para todo. El mercado da mucho y exige mucho. Las mujeres postergan la maternidad y la fertilidad disminuye cuando se acercan los 40 años. El tiempo debe rendir, hay que tener un uso eficiente del mismo, así que se combinan dos cosas, en principio muy placenteras, viajar y reproducirse. Pero, ¿cuál es el tiempo que le dedico a cada una?”.
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viernes, 4 de septiembre de 2009

Para considerar

Por William Ury
Hace veintisiete años, con Roger Fisher escribimos un libro titulado Getting to Yes, centrado en cómo llegar a un acuerdo que beneficie a las partes involucradas en una negociación. Creo que llegó a ser un best-seller internacional porque le recuerda a la gente los principios del sentido común, que seguramente conocen pero a menudo olvidan aplicar.

Sin embargo, con el transcurso de los años me di cuenta de que “llegar al sí” no sólo es la mitad de la ecuación, sino además la mitad más sencilla. Tal como dijera uno de mis clientes, presidente de su compañía: “Mi gente sabe cómo llegar al sí; ése no es el problema. Lo que les resulta difícil es decir No”. O, como señalara el ex primer ministro británico Tony Blair: “El arte del liderazgo no es decir Sí, sino decir No”.
En realidad, poco después de la publicación de Getting to Yes apareció una caricatura en el Boston Globe. Un hombre vestido de traje y corbata le pedía a un librero que le recomendara un buen libro sobre negociación. “Éste es muy popular”, le dijo el librero mientras le entregaba una copia de Getting to Yes. “Un Sí no era lo que tenía en mente”, respondió el cliente.
Una conversación con el conocido inversor Warren Buffet fortaleció en mí la importancia del No. “No entiendo todo esto del Sí —me dijo—. En mi rubro de negocios, la palabra más importante es No. Estoy todo el día mirando las propuestas de inversión, y digo No, No, No, No, hasta que encuentro exactamente lo que estoy buscando. Y entonces digo Sí. Todo lo que tuve que hacer fue decir Sí unas pocas veces en mi vida, y con eso hice una fortuna.” El No es la clave para definir su enfoque estratégico y, por consiguiente, todo Sí importante puede requerir miles de No.
Con el tiempo entendí que el principal obstáculo para llegar al Sí es aprender a decir No de la manera adecuada. A menudo nos resulta difícil decir No cuando queremos hacerlo, y sabemos que deberíamos. O lo decimos, pero de una manera que frena el acuerdo y destruye las relaciones. Cedemos a las exigencias inapropiadas, a la injusticia y hasta al abuso, o nos embarcamos en una lucha destructiva en la que todos perdemos.
Para salir de esta trampa, debemos adoptar lo que llamo un “No positivo”. A diferencia del No tradicional, que empieza con No y termina con No, el No positivo empieza con Sí ytermina con Sí.
Decir No de manera positiva significa, primero, decirnos Sí a nosotros mismos, y a nuestros valores más profundos. Cuando John, ejecutivo de una empresa familiar al que conozco, tuvo que decirle No a la exigencia de su padre (y jefe) de que se ocupara del negocio durante el feriado de Navidad por enésimo año consecutivo, recurrió a un Sí más profundo a su familia y al respeto por su persona. Le dijo a su padre: “Mi familia me necesita y me propongo pasar con ellos las vacaciones de Navidad”.
A continuación, John fijó un límite claro, en un tono respetuoso: “No voy a trabajar en esta Navidad”. Sin embargo, no terminó con ese No sino con una propuesta positiva. Le explicó a supadre cómo organizaría el trabajo en la oficina para que se hiciera todo lo que debía hacerse, mientras él destinaba el tiempo que necesitaba a su familia.
Conclusión: el No positivo es una secuencia Sí-No-Sí. El primer Sí expresa las necesidades y los valores de la persona, el No consolida su poder, y el segundo Sí afianza su relación.La clave está en el respeto, tanto a nosotros mismos como al otro. El No positivo representa un matrimonio entre las dos palabras esenciales del idioma: Sí y No. El problema actual es que divorciamos a nuestros Sí de nuestros No. Sí sin No es contemporizar, mientras que No sin Sí es declarar la guerra.
El Sí sin el No destruye nuestra satisfacción personal, y el No sin el Sí destruye nuestra relación con los demás. Los necesitamos a ambos, y juntos. Porque Sí es la palabra clave de la comunidad, y No es la palabra clave de la individualidad. Sí es la palabra clave de la conexión, y No es la palabra clave de la protección. Sí es la palabra clave de la paz, y No es la palabra clave de la justicia. El arte máximo consiste en aprender a integrarlas, a unirlas en matrimonio. Éste es el secreto para defender lo que sentimos y lo que necesitamos, sin destruir acuerdos importantes ni relaciones valiosas.
La manera en que decimos No puede, en ocasiones, parecer muy poca cosa; pero, con el tiempo, hace una enorme diferencia en nuestras vidas, en la vida de quienes nos rodean y en el mundo en general.
Al decir No cuando corresponde, nos estamos haciendo un regalo. Estamos protegiendo a alguien o algo que valoramos mucho. Estamos creando tiempo y espacio para algo que deseamos. Estamos cambiando la situación para mejor, y preservando a nuestros amigos, colegas y clientes. En síntesis, estamos siendo auténticos con nosotros mismos. Mediante la práctica sencilla y diaria del No positivo estamos colaborando con nuestra calidad de vida, nuestro éxito en el trabajo y nuestra felicidad en el hogar. Es un regalo que nos debemos.
Pero decir No también puede ser un regalo para el otro. “Dime que sí, dime que no, pero dímelo ahora”, es un refrán muy conocido. El otro suele preferir una respuesta clara, aunque sea un No, en lugar de la indecisión. Un No le permite avanzar y tomar sus propias decisiones.
Lo cierto es que un No positivo puede unirnos más al otro, en una relación más auténtica. Pero si no le decimos la verdad, aunque sea un No, tomará distancia porque siempre habrá algo importante que permanecerá silenciado entre nosotros.
Decir que No es un regalo para nosotros, para el otro y hasta para el todo más grande. Imaginemos, por un momento, un mundo en el que los No positivos fueran la norma y no la excepción:
■En el hogar, los padres que ejercitan No respetuosos con sus hijos verían luchas mucho menos destructivas, y los hijos serían menos malcriados y más felices, como suelen ser los niños cuando crecen con límites firmes y respetuosos. Quienes mantienen relaciones conflictivas descubrirían que su matrimonio y sus amistades tienen mayores posibilidades de éxito.
■ En el trabajo, los ejecutivos que saben decir No harían una mejor tarea a la hora de mantener a sus organizaciones estratégicamente focalizadas.Los responsables de los departamentos de finanzas, legales, información y recursos humanos, que habitualmente tienen que decir No a sus clientes internos, harían un aporte más efectivo a los objetivos estratégicos de la organización. Los vendedores, que saben cuándo y cómo decirles No a sus clientes, se sentirían respaldados cuando lo hacen. Y todos tendrían más autoridad para encontrar el punto de equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
■ En el mundo en general, si los líderes y las naciones supieran decir No de manera positiva, la gente defendería lo que es correcto para llegar a soluciones constructivas. El resultado sería más conflicto, sin duda, pero habría menos guerras y más justicia.
■Por fin, la Naturaleza sería la primera beneficiaria, porque todos sabríamos decir No a los excesos que amenazan el medio ambiente, del que dependemos nosotros y las futuras generaciones. La vida, en síntesis, sería mucho más feliz, sana y sensata. No cabe duda de que para pronunciar un No positivo hace falta coraje, visión, empatía, fortaleza, paciencia y persistencia.
Para cambiar los viejos patrones hace falta práctica. Afortunadamente, cada uno de nosotros tiene muchas oportunidades para practicar cómo decir No todos los días. Tómenlo como un ejercicio. Están desarrollando el músculo del No positivo. Con ejercicio diario, ese músculo será cada vez más fuerte. Con práctica y reflexión, cualquiera puede mejorar mucho en el arte de decir No. Les deseo el éxito que sólo llega cuando somos auténticos con nosotros mismos y respetuosos de los demás.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Novedades en mercado internacional del petróleo

LONDRES (AFP) - El grupo energético británico BP anunció este miércoles el descubrimiento de un "gigantesco" yacimiento de petróleo en una de las zonas que explora en aguas estadounidenses del golfo de México.
Según el grupo británico, el yacimiento, bautizado 'Tiber', está situado a una profundidad de 1.259 metros, dentro del bloque Keathley Canyon 102, a unos 400 km al sureste de la ciudad estadounidense de Houston (Texas).
"El pozo fue perforado hasta una profundidad total de aproximadamente 10.685 metros, lo que lo convierte en uno de los más profundos jamás perforados por las industrias del petróleo y del gas", precisó BP en un comunicado.
BP señaló que será necesaria una evaluación más precisa para determinar el tamaño y la rentabilidad de este "gigantesco" yacimiento, aunque ya consideró que Tiber es más importante que Kaskida, un enorme campo descubierto en 2006 en esas mismas aguas estadounidenses del golfo de México.
En la industria petrolera, un campo se considera generalmente "gigante" a partir de 500 millones de barriles económicamente recuperables.
El yacimiento Tiber está operado por BP, que posee el 62%, conjuntamente con su competidor brasileño Petrobras, que tiene el 20%, y el estadounidense ConocoPhilips, con el 18%.
Según Peter Hutton, analista de NCB Oil, este descubrimiento reviste una gran importancia para el grupo británico y "confirma su focalización en el golfo de México". Este experto calcula que podría contener entre 600 y 900 millones de barriles económicamente recuperables, lo que aumentaría en hasta un 10% las reservas totales de la compañía.
"Estos descubrimientos y nuestra posición de liderazgo en términos de superficie respaldan el crecimiento continuado de nuestra actividad en el golfo de México en la segunda mitad de la próxima década", declaró Andy Inglis, jefe de exploración y producción de BP.
BP es el primer productor de petróleo y de gas en el golfo de México, de donde extrae diariamente el equivalente de más de 400.000 barriles, según el comunicado del grupo. Esta extracción podría aumentar a 650.000 barriles en los próximos 15 años gracias a los pozos Tiber y Kaskida.
El grupo británico había anunciado en julio un aumento de su producción diaria del 4% interanual en el segundo trimestre de este año, hasta los más de 4 millones de barriles de petróleo y gas, gracias en gran medida a la entrada en funcionamiento de otro yacimiento en el golfo de México, Thunder Horse, del que extrae actualmente 300.000 barriles diarios.
Los inversores saludaron este prometedor anuncio. Hacia las 14H00 GMT, la acción de BP ganaba un 3,42%, para situarse en 537,15 peniques, y registraba la mayor alza entre los valores estrella de un mercado londinense que globalmente retrocedía un 0,61%.

martes, 1 de septiembre de 2009

EL ECONOMISTA JEFE DEL FONDO DIJO QUE LOS CREDITOS BLANDOS SE DAN A PAISES “QUE SE PORTAN BIEN”

Oliver Blanchard participó de un seminario invitado por el Banco Central. Hoy será recibido por Amado Boudou, en otro paso de recomposición de las relaciones con el organismo. El economista afirmó que los préstamos flexibles tienen “prerrequisitos”.