lunes, 19 de enero de 2015

Un chiste de CASH

Un matemático, un especialista en estadística y un economista se presentan a una entrevista para el mismo trabajo.
El gerente de recursos humanos hace pasar al matemático y pregunta: “¿A qué es igual dos más dos?”, “Cuatro”, replica el matemático. “¿Cuatro exactamente?”, repregunta el gerente. Sorprendido el matemático lo mira y responde con una afirmación.
Luego, el entrevistador llama al estadístico y le hace la misma pregunta; “¿A qué es igual dos más dos?”. El hombre responde: “En promedio, cuatro, con un más-menos diez por ciento de confianza, pero en promedio, cuatro”.
Por último, el empresario convoca al economista y plantea la misma pregunta. El economista se levanta, cierra la puerta, baja la persiana, aproxima su silla a la del entrevistador y, en voz baja, dice: “¿A qué desea usted que sea igual?”.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/39-8225-2015-01-19.html

Je ne suis...

 Producción: Tomás Lukin

El Foro Económico Mundial que se hace cada año en Davos, Suiza, es un espacio dominado por la ortodoxia que criticaba Maris.
Tapa cash
-“Si la economía es la ciencia que sólo trata sobre ‘confianza’, entonces el economista más importante es Freud.”



El profesor de Economía, Bernard Maris, fue asesinado en el atentado a la revista francesa Charlie Hebdo. El periodista era un histriónico crítico de la teoría económica ortodoxa y sus “profesionalizados” voceros mediáticos. “La economía es un anestésico del mismo tipo que el latín en la Iglesia, y sin duda ha ganado mucho allí donde la religión ha perdido mucho. Hay una dimensión de trance en la oración común, que se encuentra en la alabanza económica a la confianza, cantada en canon en las reuniones del G-7 y en otras. No hace falta ser clérigo para ver una utopía en la economía ortodoxa, la ley de la oferta y la demanda y el liberalismo idealizado, como en el comunismo; y como en él, una religión con sus fieles, sus papas, sus inquisidores, sus sectas, su ritual, su latín (las matemáticas), sus apóstatas, y quizás un día su Pascal y su Chateaubriand”, sostiene Maris en uno de los textos recopilados en Carta abierta a los gurúes de la economía que nos toman por imbéciles (Gránica 2001), que reproduce Cash en algunos de sus pasajes más destacados. El texto –una pobre traducción al español de los escritos del francés– ya no se consigue en las librerías, aunque es posible encontrarlo en alguna estantería de usados.
Maris era uno de los fundadores y accionistas de la editorial a cargo de la publicación de Charlie Hebdo, dirigente del Partido Verde francés, vicepresidente del Consejo Científico de Attac y desde 2012 miembro del Consejo General del Banco de Francia. “Los medios comprendieron muy rápidamente el beneficio que podían obtener de que la ‘ciencia’ económica fuera la única donde el debate sea casi permanente, en el sentido interminable y escolástico. ¿Se imaginan a físicos discutiendo incansablemente, día tras día, acerca de la caída de los cuerpos o la redondez de la Tierra?”, critica Maris. En sus escritos, Oncle Bernard –el pseudónimo que utilizaba en sus artículos– repudiaba con ironía a los “mercaderes” de información económica, a quienes comparaba con astrólogos, hechiceros, brujos y chamanes.

Carta abierta a los gurúes de la economía que nos toman por imbéciles

“Señores que hablan de economía, o más bien que venden sus mentiras revistiéndolas de economía –después de todo, son cálculos tan valiosos como cualquier otro, incluso los cálculos económicos–. Ésta no será una carta de felicitaciones. Y a ustedes, señores economistas, no se los congratulará tampoco por ir a rebuznar con los asnos, o por dejar que lo hagan.
”No se celebrará, a unos ni a otros, por sus transformaciones. ¿Adoraban al mercado? Van a destruirlo. ¿Odiaban al Estado? Lo están pidiendo a gritos. ¿Detestaban los controles de capitales? Están solicitando un nuevo Bretton Woods. ¿Exaltan a los ‘países emergentes’? ¡Pero esas maravillas de crecimiento, colmadas de capitales, sólo eran dragones de papel y guaridas de familias mafiosas! ¿Aplaudían la flexibilidad y la reducción de los costos laborales? Los más limitados y sectarios de ustedes reconocen que ésas no son las causas del desempleo.
”Tamaña falta de vergüenza es repugnante.
”Es cierto que renegar de la palabra empeñada es una arraigada costumbre desde que el mundo es mundo. Pero en ustedes es consustancial. Cambiar de idea, y explicar todas las cosas y sus opuestas según las mismas causas, parece inherente a su oficio. De todas formas resulta increíble... ¿Cómo es posible que renieguen de ustedes mismos hasta ese punto, y sin riesgos, ni consecuencias? ¿Por qué utilizan la economía para vender mentiras? ¿Y por qué se les permite usar la economía como argumento de venta, junto con sonrisas idiotas o pavoneos vacuos?
”¿Quiénes son ustedes, en realidad? ¿Con qué derecho hablan de economía? ¿Quién los convirtió en reyes por predicar, afirmar y babear sus grotescos teoremas y sus fatídicas leyes, como la de ‘la oferta y la demanda’? ¿Son los nuevos augures que examinan lo que llaman ‘estadísticas’ en lugar de lívidas entrañas? ¿Sacerdotes o vírgenes de una nueva religión en donde el Espíritu Santo se llama Mercado? ¿Empleados de la comunicación? ¿Publicistas –bastante mal pagos– de los poderosos del mundo? ¿Médicos de Molière, simples estafadores?
”Nos gustaría entender. ¿Por qué esta ciencia económica que empieza tan alto, desde la filosofía y la lógica, de Ricardo y de Marshall, cayó al nivel de bullicio de comedor con algunos peones que gritan más fuerte? ¿Por qué aterrorizan a la gente con un lenguaje abstruso?
”Ustedes, señores expertos, tendrían que explicarnos esto: ¿quiénes son para tener derecho a equivocarse y confundir a otros, a mentir, a lanzar gritos de alarma, a alabar un día la desregulación y al otro las regulaciones, y también lo contrario? ¿Con qué derecho profieren tantas tonterías por metro cuadrado con toda impunidad? ¿Por qué pueden decir cualquier cosa?
”Los médicos no tienen libertad para equivocarse, tampoco los ingenieros, ni los conductores de tren que se arriesgan a la cárcel si lo hacen. Se les va a pedir que rindan cuentas: es lo mínimo exigible en la ciencia de lo útil y cuantificable.”

¿Para qué sirven los economistas?

“Si la economía es la ciencia del mercado, no sirven para nada; lo sabíamos desde hace tiempo (desde Keynes), y ahora tenemos la confirmación de los más ultraortodoxos (Debreu).
”Si la economía es una ciencia que predice el futuro, entonces el economista más importante es algún astrólogo famoso.
”Si la economía es la ciencia que sólo trata sobre ‘confianza’, entonces el economista más importante es Freud.
”Si la economía es la ciencia que sólo sabe hablar sobre ‘transparencia’, entonces los economistas más importantes son los contadores, los policías, los agentes aduaneros o los jueces.
”Si la economía es una religión, entonces Michel Camdessus (N. de R.: ex director gerente del FMI entre 1987 y 2000) es el gran sacerdote, pero el mejor economista seguirá siendo el papa Juan Pablo II.
”Si la economía es chisme y cuchicheo, muchos periodistas pueden aspirar a recibir la Palma de Oro.
”Toda actividad tiene una utilidad social. Incluso los parásitos son útiles: permiten que se destaquen las denominadas personas ‘útiles’. Así como no hay nada ‘dañino’ en la ecología –a excepción de la cabeza vacía de los cazadores–, es raro no poder asociar una utilidad a alguna parte del cuerpo social. La parábola de Saint-Simon, que demostró que la riqueza de Francia no caería si se eliminara a una cantidad de vagos, escritores y otros, es cuestionable. Es tan discutible como la inutilidad del griego antiguo y la música que se enseña en las universidades. Entonces, ¿para qué sirven los casuísticos del utilitarismo?
”Indiscutiblemente los expertos, los mercaderes de los cuentos económicos, tienen la función de exorcizar el futuro. En un mundo sin religión, tienen la misma función que los gurúes y líderes de sectas; y más de uno combina ambos negocios. Desempeñan también el rol de hechiceros, chamanes, brujos de las tribus indias que hablan sin cesar para evitar que el cielo caiga sobre sus cabezas. Son los inagotables narradores de sociedades irracionales, crédulas, analfabetas de escritura pero no de cultura, que son sin duda más serenas que las nuestras.
”¿Para qué tenemos nosotros a los hijos de Smith, Marx y Keynes? ¿Están condenados a cumplir el papel de brujo, gran sacerdote o gurú? Obvio que no. Ellos pueden denunciar a los mercaderes de la confusión y promocionar la economía como una ciencia social y no una ciencia dura, pueden interrogar a la historia y las civilizaciones, pueden reflexionar sobre el valor y la riqueza. Pueden denunciar la eficiencia y la productividad o, simplemente, dejar eso a los administradores de empresa, a quienes les pagan para hacerlo. Y pueden retornar a la psicología, a la sociología, a la historia y a la filosofía. Pensar sobre el trabajo, el tiempo, el dinero. En síntesis: pueden volver a Smith, Keynes y Marx.
”También pueden optar por los negocios turbios y vender su hermosa ciencia por las lentejas del peritaje, y contentarse con el papel de bufones de los cuales uno se puede burlar dos veces por año, cuando se presentan las proyecciones de crecimiento, y todos los días, cuando la mafia rusa recicla los dólares que con falso candor le han prestado.
”Pero en ese caso no deberían hablar de ‘evaluación de calidad’, ni de ‘corrección técnica’.
”Que se pongan un bonete, una nariz roja, que muevan las orejas y se rasquen las axilas.
”’¿Para qué sirven los economistas?’, se preguntará alguien dentro de cien años. Para hacer reír a la gente.”

Cash: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-8224-2015-01-19.html

Argentina: COMO OPERA EL SISTEMA BANCARIO

La industria financiera


 Los bancos dejaron de ser un sostén para la producción para convertirse en un negocio en sí mismo. Para modificarlo, es necesario cambiar la Ley de Entidades Financieras.
Por Nicolás R. Taiariol *
 
Con el golpe de Estado cívico-militar de 1976 se instaló en Argentina un nuevo paradigma, que luego se llamaría Valorización Financiera y que no era otra cosa que reemplazar el proyecto industrializador vigente por otro basado en las recetas neoliberales, generando una de las reestructuraciones socioeconómicas más drásticas y significativas de nuestra historia. El objetivo de estos cambios fue generar una transformación de la estructura productiva.
La implementación del nuevo régimen de acumulación no se origina en el agotamiento de la Industrialización por Sustitución de Importaciones, ya que durante la década anterior (1964-74) se produjo un crecimiento ininterrumpido del PBI interno, registrándose una acentuada expansión industrial y habiéndose modificado la naturaleza del ciclo corto sustitutivo. Ese cambio se origina en una nueva puja en el interior de los grupos de poder. Ya que las dictaduras anteriores fracasaron al intentar disciplinar a las clases populares, sumado a que en el mundo se establecía el predominio de la obtención de renta financiera, esta vez la estrategia elegida por la dictadura fue implantar un nuevo orden (neo)capitalista modificando drásticamente la estructura económica y social para así disolver las bases materiales de la alianza entre la clase trabajadora y la burguesía nacional mediante la desindustrialización, la concentración del ingreso y la represión.
Uno de los pilares de la Valorización Financiera fue la reforma de las entidades financieras (Ley 21.526) de 1977. La nueva ley generó un mercado libre del dinero, privó al Estado de mecanismos reguladores, las tasas de interés pasaron a definirse por el libre accionar del mercado, se intensificó una tendencia a la reducción de la cantidad de entidades y la extranjerización del negocio financiero derivando en un proceso de concentración y extranjerización del sistema financiero. A mediados de los años ’70 existían alrededor de 730 entidades financieras, hoy se estiman en alrededor de 85.
Esta concentración del sistema bancario ofrece para aquellas entidades que logren mantenerse una gran ventaja, en tanto que ahora gozan de un mayor poder de mercado, determinan los costos de financiamiento en que se endeudan las empresas y establecen (a mínimo) el rendimiento de los depósitos de los ahorristas, reducen el préstamo productivo y aumentan el préstamo de consumo, entre otras, sin contar los abusos y las presiones que puedan generar y los negocios ilegales que pudieran realizar.
Los bancos han dejado de ser un servicio de cara a la producción del país para transformarse en un negocio en sí mismo que busca incrementar su rentabilidad sin importarle las consecuencias que pudiese generar.
Es necesario que los bancos sean parte de las políticas de competitividad, rentabilidad y crecimiento de la economía en su conjunto, pero esto no sucede con todo el potencial que debería y en muchos casos existen abusos. Prueba de esto es el 33 por ciento que se cobra para créditos hipotecarios (sumado a que solo financian el 70 por ciento del inmueble), el 33,5 por ciento para créditos prendarios, 50 por ciento para préstamos personales, el 80 por ciento para tarjetas de crédito y el 100 por ciento para giros en descubiertos. Vale destacar además que los grandes préstamos para financiar a la industria están subsidiados por el Estado nacional o son realizados por los bancos de manera compulsiva (el BCRA obliga a las entidades financieras a que presten a empresas a tasas bajas el 6,5 de sus depósitos). Este sistema financiero volcado a los créditos de corto plazo y con altas tasas de interés se expresa en que, aproximadamente, el 50 por ciento de los préstamos que se otorgan se destina a empresas y el otro 50 a familias, y dentro de las familias el 40 se otorgan a tarjetas de crédito y préstamos personales y 5 a créditos hipotecarios.
La contracara de los préstamos que realizan las entidades financieras son los costos que asumen por ese dinero que prestan. Los bancos suelen captar dinero de los ahorristas y prestarlos a sus clientes, los captan en partes iguales de los plazos fijos (por los cuales pagan cerca del 23 por ciento anual) y de las cuentas corrientes y de cajas de ahorro (por las cuales pagan 0). Es decir, que el costo de tomar dinero para luego prestarlo es de 12 por ciento y lo prestan al 30, 50, 80 y hasta más del 100.
Este abuso de posición dominante tiene su correlato en los resultados financieros que presentan los bancos. Su rentabilidad, medida sobre el patrimonio neto o medida sobre los activos que poseen, se ubica como de las más altas a nivel mundial. La participación de las ganancias de los bancos como porcentaje del PBI se elevó de 0,33 por ciento en 2005 a 1,08 en 2013, representando un aumento del 221 por ciento. Luego de un período con altibajos fruto de los coletazos del corralito en donde acumularon pérdidas por 19.773 millones de pesos, según el BCRA desde 2005 hasta 2013 tuvieron ingresos por 61.323 millones. Sumando a los bancos públicos, el ingreso acumulado de todo el sistema bancario en los primeros ocho meses del año alcanza los 32.782 millones de pesos, unos 4344 millones más de lo obtenido en todo 2013.
La discusión que urge es qué sistema bancario queremos. Ante la multiplicidad de respuestas que tiene esta discusión, surge como cierta la necesidad de que las entidades financieras estén reguladas celosamente por el BCRA de manera que evite (o minimice) los abusos, la usura y la ilegalidad. Y así como son necesarios los bancos comerciales, son necesarios los bancos de inversión y los bancos de desarrollo/industriales.
Los bancos de desarrollo tienen por objeto obtener y canalizar los recursos de manera de poder implementar los proyectos que hagan al desarrollo industrial nacional ajustándose a las directivas, planes y programas del gobierno nacional en materia económica. Por lo tanto, promueven, participan y financian mediante operaciones a corto, mediano y largo plazo las inversiones que se realicen en obras de infraestructura, instalación y desarrollo de industrias de base y la instalación, fomento, equipamiento y modernización de empresas industriales de capital nacional. Pueden y deben financiar sectores que suelen quedar marginados del crédito, como son las pequeñas y medianas empresas, el sector rural, proyectos de medio ambiente y actividades de innovación tecnológica. De esta manera, el banco de desarrollo puede convertirse en un instrumento del cual se valen los Estados para guiar los procesos industrializadores. Las modificaciones de la Carta Orgánica del BCRA han servido para orientar y segmentar el crédito hacia la producción, el consumo y el ahorro en moneda nacional, sin embargo falta mucho por hacer. Para poder avanzar más en el sistema bancario argentino es necesario establecer una nueva Ley de Entidades Financieras que reemplace a la vetusta ley de la dictadura.
Las entidades financieras no sólo actúan como freno al proyecto industrialista sino que también se han convertido en un factor de poder que juega su propio partido. En el inicio del 132º período legislativo, Cristina Fernández de Kirchner dijo: “Este gobierno ha soportado 8 corridas bancarias, 70.700 millones de dólares se fueron en corridas bancarias”. También son una pata fundamental para la fuga de capitales al exterior, los cuales se calculan en 374.000 millones de dólares. Sumado a las recientes movidas para desestabilizar al Gobierno a través de operaciones cambiarias como el contado con liqui y el dólar Bolsa.
Es imperioso realizar un cambio estructural y profundo en el sistema bancario y financiero argentino.

* Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

Cash: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/47-8234-2015-01-19.html