domingo, 28 de junio de 2015

RESISTENCIAS EN EL BUENOS AIRES DEL SIGLO XIX

RESISTENCIAS EN EL BUENOS AIRES DEL SIGLO XIX

Impuestos y riqueza


Por Antonio Galarza *
Los debates actuales por el impuesto a las ganancias y los mínimos imponibles han puesto de relieve la discusión acerca de la necesidad de un esquema tributario progresivo. Algunos ejemplos de la historia política del país parecen mostrar que el concretar dicho objetivo implica una conjugación de factores tales como la generación de consensos, el fortalecimiento del Estado y una fuerte decisión política para implementar y sostener las reformas.
Durante la primera mitad del siglo XIX, en la provincia de Buenos Aires existieron intentos por generar ingresos públicos que gravaran la riqueza –aún no se concebían los impuestos a los ingresos– de los sectores más dinámicos de la economía. Pero las reformas fiscales se encontraron no sólo con la incapacidad del propio Estado sino con la resistencia férrea de los grupos sobre los cuales recaían los tributos, que llegaron incluso a levantarse en armas en 1839.
El comienzo de la vida independiente en el Río de la Plata en la década de 1810 marcó la necesidad de solventar los gastos de los nuevos estados en la región. La Aduana porteña y en particular los aranceles a las importaciones se erigieron desde entonces como el corazón de los ingresos del Estado. En cambio, en una economía marcada por el crecimiento de la producción ganadera, impulsada por la demanda externa de cueros y carnes saladas, los impuestos que recaían sobre las exportaciones pecuarias se tradujeron en ínfimas sumas para el erario público, dado lo reducido de los aranceles sobre las ventas de estos productos. Esta característica de la estructura fiscal estuvo llamada a mantenerse durante toda la primera mitad del siglo XIX, evidenciando la dificultad de los gobiernos de gravar las exportaciones.
Los primeros intentos de crear nuevos tributos se comenzaron a ensayar en la década de 1820 en Buenos Aires, con el ministro Rivadavia como protagonista. Se crearon las “patentes comerciales”, que recaían sobre la actividad mercantil, y la llamada “contribución directa”, que consistió en una tentativa por gravar los capitales y la riqueza de la provincia. Este último recaía sobre la posesión de tierras y bienes muebles, el capital invertido en el comercio y en el ganado, con distintos porcentajes que perseguían el objetivo de que aquellos que poseyeran más riqueza, fueran los principales contribuyentes.
Si bien se impulsó el cobro de los nuevos impuestos en la ciudad y el campo, las sumas obtenidas fueron mínimas y nunca llegaron a contrapesar los ingresos aduaneros. Una de las claves del fracaso de la “contribución” residía en la incapacidad del Estado porteño de contar con una burocracia numerosa y aceitada capaz de imponer el cobro. El pago dependía en gran medida de la buena voluntad del contribuyente, pues se basaba en una declaración voluntaria de bienes, que facilitaba la evasión.
La imposibilidad de los gobiernos de imponer un tributo de este tipo se evidenció con brutal realismo hacia 1839. Acicateado por el bloqueo francés del puerto de Buenos Aires, que había cercenado las actividades de exportaciónimportación y, por ende, desequilibrado el presupuesto, el gobierno a cargo de Juan Manuel de Rosas intentó dar renovados bríos a la “contribución directa”. Se eliminó el mínimo no imponible y se crearon comisiones encargadas de tasar las propiedades y elaborar las declaraciones de bienes en toda la provincia. En palabras del gobernador: “La contribución directa es otro ramo de las rentas que reclama las más serias meditaciones. No es posible disimular la notable inexactitud con que generalmente se hacen las declaraciones de capitales. Si por ella se calculase la riqueza efectiva de esta Provincia, quedaría reducida a la centésima parte...” (Mensaje a la legislatura, 1837).
El resultado fue una mejora de la recaudación que no obstante no logró sopesar la merma de ingresos resultado del bloqueo. El impuesto recaía sobre las fortunas de los sectores más dinámicos de la economía bonaerense, enriquecidos gracias al auge de la ganadería y a los bajos aranceles a las exportaciones. Aunque el gravamen no resultaba una carga significativa sobre su riqueza, la resistencia de esos sectores acaudalados no se hizo esperar y cristalizó en su participación/liderazgo en el levantamiento de los “libres del sur” de 1839, un movimiento armado que exigía la deposición del gobernador, pero que fue reprimido y derrotado rápidamente.
Lo reseñado sirve como evidencia de las limitaciones y desafíos de todo gobierno a la hora de implantar una reforma tributaria en un sentido progresivo, en donde aquellos que más capacidad de pago posean, sean efectivamente quiénes más tributen. El ejemplo histórico muestra el fracaso de autoridades de diferentes signos políticos (Rivadavia, Rosas) en sus intentos por consolidar un impuesto sobre la riqueza, necesario para diversificar la estructura fiscal. Tres aspectos parecen ser sustanciales para cualquier administración que busque consolidar un esquema tributario progresivo: la necesidad de generar consensos para la implementación de nuevos impuestos, el fortalecimiento de las capacidades estatales para asegurar su cobro y limitar la evasión, y por sobre todo la decisión política de imponer modificaciones tributarias que democraticen las estructuras fiscales más allá de intereses sectoriales y/o particulares que presenten resistencias
* Antonio Galarza es investigador asistente en Conicet y docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-8609-2015-06-28.html

"La respuesta fue salvar al sistema financiero, castigando a la mayoría de la población"

ajuste
-“España atraviesa una profunda crisis de sobreendeudamiento, con muy elevados niveles de desempleo.”
-“En los últimos años los españoles nos convertimos en alumnos ejemplares de los mandatos de ajuste de la troika.”
-“Pero ahora se abre la puerta para un cambio político que permita un manejo alternativo de la crisis.”
-“Las experiencias de países de Latinoamérica se observan con fuerte entusiasmo para encarar este desafío.”

“La gestión actual agudiza la espiral recesiva”, afirma la española Bibiana Medialdea García.
Imagen: Arnaldo Pampillón

LA DEBACLE DE LOS PAISES PERIFERICOS DE EUROPA

Hartos de la austeridad

España sufrió el estallido de una burbuja de deuda en la que hubo abuso en la expansión del crédito. La respuesta fue salvar al sistema financiero, castigando a la mayoría de la población con un fortísimo ajuste fiscal.

Por Federico Kucher
“Existe un enorme hartazgo de la sociedad española. La población alcanzó la conciencia necesaria para criticar las políticas de austeridad”, dijo la doctora en economía Bibiana Medialdea García. La investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, que expuso en unos de los paneles centrales del seminario sobre crisis mundial organizado por el Cefidar, mencionó que España atraviesa una profunda crisis de sobreendeudamiento con muy elevados niveles de desempleo. Apuntó que la administración de la crisis en la periferia europea a partir de medidas económicas convencionales mostró dificultades notables para responder a las demandas sociales, en tanto que fue una generadora de fuertes desigualdades entre los habitantes.
“En los últimos años los españoles nos convertimos en alumnos ejemplares de los mandatos de ajuste de la troika. Pero ahora se abre la puerta para un cambio político que permita un manejo alternativo de la crisis. Las experiencias de países de Latinoamérica se observan con fuerte entusiasmo para encarar este desafío”, afirmó.
Medialdea García aseguró que España sufrió el estallido de una burbuja de deuda en la que hubo abuso en la expansión del crédito para incentivar el mercado interno. “La economía española creció entre 5 y 8 por ciento desde 2000 hasta 2008, mientras que el financiamiento aumentaba por encima del 20 por ciento”, indicó. Detalló que a partir de mediados de los noventa hasta la crisis financiera internacional las familias y empresas multiplicaron sus deudas por seis, al tiempo que los bancos (el sistema financiero) incrementaron sus pasivos en 25 veces. Agregó que el corte del crédito con el estallido de la crisis financiera global ocasionó un impacto “brutal” para la economía española. “La primera variable macroeconómica en reducirse fue la inversión, luego el empleo y finalmente el consumo. Esto generó una verdadera espiral perversa resintiendo en nuevas rondas la inversión, la ocupación y el nivel de demanda interna”. Mencionó que el nivel de desempleo asciende al 24 por ciento, en tanto que la desocupación juvenil se encuentra en cifras del 55 por ciento.
La economista indicó que las tensiones españolas se incrementaron por la incapacidad del país de avanzar en una política monetaria autónoma de la Unión Europea. “La pertenencia a la zona euro es un elemento que agrava las cosas. La política monetaria no se define en forma democrática entre los países de la Unión Europea sino que se determina a partir de la hegemonía alemana”, dijo. Resaltó que las economías como la española (con importantes niveles de endeudamiento) están sometidas, puesto que la ruptura con la moneda europea para volver a una moneda nacional más débil generaría una fuerte distorsión. “El riesgo de salida es muy elevado. La devaluación para salir de la moneda común generaría grandes consecuencias para la población. La escapatoria al euro es una espada de Damocles”, precisó.
Medialdea García indicó que la posibilidad de revertir la situación de “estancamiento económico” que atraviesa España desde 2009 es uno de los mayores desafíos para la próxima gestión política que tome las riendas del país. “La gestión actual agudiza la espiral recesiva. Los españoles necesitan alternativas que le permitan generar renta (incremento del consumo de la población) y una disminución efectiva de la deuda”, mencionó. Resaltó que la situación requiere avanzar en una transformación integral del modelo distributivo, productivo y financiero. Aseguró que para romper con el círculo vicioso de la economía será necesaria mayor presencia del Estado a través de inversiones públicas para fomentar el empleo, la demanda y la actividad. Mencionó que será central aplicar una reforma fiscal progresiva, al tiempo que podría incluso ser necesario encarar un proceso de reestructuración de las deuda. “En el caso de llegar a un proceso de reestructuración, es necesario que sea consensuado con la Unión Europea. Un elemento interesante es que si esto ocurre Grecia ya no estaría sola en la negociación de sus pasivos externos. Podríamos negociar en bloque”, cerró

El intercambio comercial entre la Unión Europea (UE) y Latinoamérica aumentó en la última década hasta superar los 250 mil millones de dólares en 2014.

integración
-“La región tiene una originalidad en el plano de las relaciones internacionales: haber desarrollado el concepto de ‘autonomía’.”
-“Estados Unidos concentró su agenda internacional en el escenario de Oriente Próximo. Esto permitió una mayor flexibilidad y una vuelta a los márgenes de maniobra de América latina.”
-“Hay además una cuestión de voluntad: no es sólo cuestión del sistema, los actores deben estar necesariamente involucrados en un proyecto autónomo.”
-“A partir de la diversificación de las fuentes de financiamiento, se puede llegar a conseguir mayor margen de maniobra.”
-“El acuerdo Argentina-Brasil es central para que funcione cualquier integración en la región.”

Tapa cash


“La región avanzó en una coordinación política sólida en América del Sur”, afirma el investigador Alejandro Simonoff.
Imagen: Rafael Yohai

Márgenes...


Por Natalia Aruguete
El intercambio comercial entre la Unión Europea (UE) y Latinoamérica aumentó en la última década hasta superar los 250 mil millones de dólares en 2014. La inversión proveniente del viejo continente llegó a representar casi la mitad de la inversión extranjera directa que recibe la región. En este escenario tuvo lugar la segunda cumbre UE-Celac, donde, pese a la presión de algunos sectores, no se alcanzó una definición sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre la UE y el Mercosur. Las tratativas con Europa se dan en un contexto de recuperación del concepto de autonomía, analizado en el libro “Integración y cooperación regional en América Latina” (Biblos). Cash dialogó con Alejandro Simonoff, especialista en relaciones internacionales y editor de este libro junto al investigador brasileño, José Briceño Ruiz.

¿Por qué cree que es importante retomar el debate alrededor del concepto de autonomía?
–La región tiene una originalidad en el plano de las relaciones internacionales: haber desarrollado el concepto de “autonomía”. Hay variantes relativas a las tradiciones de los distintos países en materia de autonomía. Y eso tiene que ver con la relación directa entre el Estado, las políticas que lleva adelante y el campo académico. La propuesta de hacer un paneo de las diferentes concepciones de autonomía se debe a que, desde fines del último milenio, la región ha empezado de nuevo a hacer uso de ese concepto.

¿Qué diferencias encuentra entre la concepción de autonomía de los ’60 y la actual?
–Desde el punto de vista de las relaciones Centro-Periferia, hay una mayor jerarquización. También es cierto que Estados Unidos concentró su agenda internacional en el escenario de Oriente Próximo, lo cual permitió una mayor flexibilidad y una vuelta a los márgenes de maniobra de América latina. Por otro lado, hay una cuestión de voluntad: no es sólo cuestión del sistema, los actores deben estar necesariamente involucrados en un proyecto autónomo. La región avanzó en una coordinación política sólida en América del Sur. En un escenario de guerra fría, esto habría sido impensado porque Estados Unidos promovía la ruptura entre los países de la región.

¿Qué rol le cabe al Estado en las distintas concepciones de autonomía?
–Puig (N. de la R.: Juan Carlos Puig ha sido una de las principales figuras del pensamiento autonomista de la década de 1970) pensaba al Estado como sujeto de pujas, algunos sectores pretenden el alineamiento y otros pretenden la autonomía. A mediados de los años ‘80, la principal estrategia para la construcción de autonomía es lo que él llama “integración solidarista”, que se diferencia de la “integración comercialista”.

¿En qué se diferencian?
–La comercialista busca simplemente la apertura de mercados, con el inconveniente de que agudiza las asimetrías entre los miembros. Eso se contrapone con la integración solidarista, en la que hay instrumentos de coordinación política –no meramente económica– y una integración de instrumentos que tratan de aminorar las asimetrías existentes entre los miembros. Se parte de la idea de que todos tienen que mejorar sus condiciones, no sólo algunos. Lo que se llamó “regionalismo abierto” en los ’90 se asemeja a lo que Puig había denominado integración comercialista.

Pensando en el reciente encuentro Unión Europea-Celac, Estados Unidos está concentrado en otras regiones pero ¿qué ocurre con la UE?
–Hay un juego a tres bandas. La UE y Estados Unidos están tratando de firmar el tratado transatlántico de libre comercio y eso genera que algunos sectores dentro de nuestras sociedades empiecen a ver con cierto temor una restricción en el acceso a inversiones. Eso es muy claro en la posición que tiene la Fiesp (poderosa cámara patronal de San Pablo) en Brasil, que empuja el acuerdo de libre comercio con la UE. Me parece que es apresurado tratar de concretar un tratado de libre comercio entre ambos.

¿Por qué?
–Porque están apareciendo otras oportunidades de financiamiento. China, en los últimos años, ha salido muy fuerte a jugar en el escenario internacional, no sólo aportando fuentes de financiamiento sino también de inversiones. A partir de la diversificación de las fuentes de financiamiento se pueda llegar a conseguir mayor margen de maniobra.

En el encuentro UE-Celac no se alcanzó una definición sobre el TLC entre la UE y el Mercosur.
–Allí hay un problema histórico y estructural que nuestra economía tiene con la Unión Europea: los subsidios. El libre comercio no allana el problema de los subsidios. Eso genera tensiones en cualquier proceso de inversión. Más allá de que se busque patearlo para adelante, enviándolo a la Organización Mundial del Comercio (OMC), el problema sigue estando presente. El libre comercio no va a solucionar la distorsión de los precios que generan los subsidios. Hasta que eso no desaparezca permanecerá la discusión. Sobre todo en el caso argentino, donde el sector agrario ha tenido un fuerte poder de lobby sobre el Estado.

Algunos analistas advierten que es negativo depender del endeudamiento con China. ¿Cree que puede ocasionar algún perjuicios?
–En principio, los mismos perjuicios que puede traer cualquier deuda. Si Argentina logra diversificar sus fuentes de financiamiento, es mejor. Entiendo que hay ventajas con China: una tasa de interés más baja y el hecho de no haber condicionalidades. Pero es cierto que los acuerdos con China traen otro “paquete”: la reprimarización de las exportaciones.

¿Condicionalidades subliminales?
–Exactamente. No están explícitas pero hay que ir negociándolas. La estructura diversificada (de financiamiento) es buena, porque así no se depende de un solo actor y eso da margen de maniobra para decidir qué hacer, para defender los propios intereses en el sistema.

Estados Unidos negocia tratados de libre comercio con los países en forma aislada. ¿China se diferencia de esa estrategia mediante acuerdos con el bloque o tienen un estilo similar al de Estados Unidos?
–A mí me da la sensación de que no se diferencia. China avanza sobre América latina y también mira a Estados Unidos. Va negociando la vacancia.

¿China negocia la “vacancia” con el bloque o con países por separado?
–Negocia con países, también. Hay que mirar cómo se van organizando los viajes, Argentina y Brasil no están entrando en el mismo paquete. Allí hay también un intento de fragmentar, son negociaciones de poder y eso no cambia. Siempre es mejor negociar individualmente que colectivamente.

¿A qué se refiere cuando dice que China mira a Estados Unidos?
–A que ésta es el área de Estados Unidos. En algunas ocasiones, más allá de los anuncios, su concreción tarda. Entonces, creo que con esa demora ellos manejan después las necesidades de la contraparte, juegan con la demora para poder mejorar su negociación.

¿Cuál es la concepción de autonomía a nivel regional en un Mercosur que se ha ampliado?
–Una de las características del Mercosur era su carácter selectivo. A riesgo de que el “nos integramos con todos” no funcione, se empieza en una escala más pequeña y se va hacia una más grande. En algún sentido, eso está bien.

¿En cuál sentido lo está?
–En que permite partir de un núcleo duro homogéneo teniendo en cuenta a los actores principales: el acuerdo ArgentinaBrasil es central para que funcione cualquier integración en la región. Ahora, la ampliación es auspiciosa, lo que tal vez habría que repensar es la cuestión de la institucionalidad, no copiando a la UE sino pensando en nuestros propios desafíos para la integración.

¿Qué desafíos observa?
–Hay una presión muy fuerte de la Fiesp al gobierno brasileño para abandonar el Mercosur, sobre todo apuntando a la cláusula 32, que establece la negociación en bloque. Ven que Argentina y Venezuela están demorando el acuerdo con la Unión Europea. Los grupos brasileños dicen que se les van a agotar las fuentes de inversiones a partir de la otra estrategia que está jugando Europa con Estados Unidos. Ven en ese acuerdo de Libre Comercio la posibilidad de que se reduzcan inversiones en este lugar del mundo. Si cada uno negocia por separado o si se negocia en conjunto es una prueba política para el futuro del Mercosur.

jueves, 11 de junio de 2015

"Não apostaria contra o Brasil", diz presidente do BID


"Eu não apostaria contra o Brasil. O que importa é o que significa o Brasil como país: uma economia muito potente, com enormes possibilidades, que continuará progredindo". Para o presidente do Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, nossa economia avançará em 2016. Saiba mais na reportagem da BBC Brasilhttp://goo.gl/zyMlI0


http://www.bbc.com/portuguese/noticias/2015/06/150610_bid_brasil_crescimento_rm?ocid=socialflow_facebook


O Banco Interamericano de Desenvolvimento (BID) diz acreditar que a economia brasileira começará a se recuperar já em 2016, como resultado dos ajustes fiscais e do plano de infraestrutura anunciados recentemente pelo governo.
"Aplaudo o ajuste. O que o Brasil está fazendo é correto e me parece que veremos no próximo ano o início de uma recuperação. Tenho fé que, a partir do ano que vem, os efeitos desse ajuste comecem a ser visíveis e resultem em melhoras na economia brasileira", afirmou o presidente do BID, Luis Alberto Moreno, em entrevista à BBC Brasil. Ele não estimou, no entanto, quanto o PIB brasileiro vá crescer no ano que vem.
Segundo a assessoria de imprensa do banco, diferentemente de outros órgãos, como o FMI (Fundo Monetário Internacional) e Banco Mundial, o BID não faz estimativas internas sobre o crescimento dos países, recorrendo, em contrapartida, aos dados fornecidos pelos bancos centrais.
A previsão de Moreno vai em linha com a do mercado brasileiro que calcula que o PIB vá crescer 1% no ano que vem, de acordo com o último boletim Focus, divulgado semanalmente pelo BC (Banco Central).

Ajustes

Segundo Moreno, a iniciativa do governo brasileiro "gera, e espero que gerará cada vez mais, credibilidade nos mercados, coisa que já está ocorrendo".
O BID pretende contribuir para a recuperação com o lançamento de títulos em reais para financiar projetos de infraestrutura contemplados na segunda fase do chamado Programa de Investimento em Logística (PIL), atendendo ao pedido do ministro da Fazenda, Joaquim Levy.
O pacote, anunciado na terça-feira, lista uma série de projetos a serem licitados, totalizando, segundo o governo brasileiro, R$ 198,4 bilhões em investimentos.
"Temos um enorme interesse (nessa iniciativa). Só precisamos avançar em um conjunto de autorizações das autoridades brasileiras para que possamos fazer esse tipo de emissão. Já obtivemos algumas dessas autorizações e estamos trabalhando no planejamento", explicou.
A entidade poderá financiar projetos em distintas áreas, incluindo saneamento, portos e aeroportos, segundo Moreno.

'Competitividade'

O presidente do BID defende que "todo esse investimento em infraestrutura vai servir ao Brasil para ganhar competitividade e gerar crescimento econômico ao mesmo tempo".
"É um investimento inteligente", assegurou. "É uma maneira de se preparar para essa época de mudanças e conflitos que vive a região latino-americana. Viemos de quase quatro anos com o crescimento em queda. Parece que o Brasil está fazendo o que deve para retomar esse crescimento".
Questionado se o Brasil voltará a ser visto como o "gigante latino-americano" algum dia, Moreno afirmou que o país "é muito importante".
"Eu não apostaria contra o Brasil. O Brasil tem um potencial enorme. Um investidor com visão de longo prazo sabe que há ciclos econômicos, que há momentos bons e ruins. E o que importa é o que significa o Brasil como país: uma economia muito potente, com enormes possibilidades, que continuará progredindo".
Exemplo disso, disse ele, foi a ascensão social de cerca de 30 milhões de pessoas em cerca de uma década.
"Nenhum outro país conseguiu fazer isso de uma forma tão rápida", observou.



Monopoly - Robert Reich


Antitrust enforcement has almost disappeared. Wall Street’s five largest banks now have 44% of U.S. banking assets, up from 10% in 1990 and 25% before the crash of 2008. Meanwhile, 80% of Americans have no choice of Internet service provider. Ten years ago there were 9 major airlines; now, there are 4. Big Ag is bigger than ever: The four largest food companies now control 82% of beef packing and 85% of soybean processing. Monsanto alone owns key genetic traits to more than 90% of soybeans planted in the U.S. and 80% of corn. Hospitals are merging into a few giant systems, as are health insurers. Google, Apple, Amazon, Facebook, and Microsoft dominate digital platforms. Big Oil has grown larger. Five military contractors get 90% of all contracts.
As a result, profits are up and Americans are paying more than we should – an upward redistribution that’s hidden inside the “free market.” Why aren’t Republican free-marketeers yelling about this? Why aren't Democrats demanding stronger antitrust enforcement? -Robert Reich

Growth, what growth? Thatcherism fails to produce the goods

Margaret Thatcher’s policies of privatisation, light-touch regulation and low income tax failed to boost growth, according to a new study that casts doubt on the merits of free market economies.

Growth, what growth? Thatcherism fails to produce the goods

Margaret Thatcher
 New economic analysis shows growth and productivity was faster before Margaret Thatcher implemented free market policies. Photograph: Neville Marriner/Rex
Cambridge University analysis casts doubt on free market economics showing GDP and productivity grew faster before 1979

Margaret Thatcher’s policies of privatisation, light-touch regulation and low income tax failed to boost growth, according to a new study that casts doubt on the merits of free market economies.
In a wide-ranging analysis of Britain’s performance in the decades before and after 1979, economists at the University of Cambridge say the liberal economic policies pioneered by Thatcher have been accompanied by higher unemployment and inequality. At the same time, contrary to widespread belief, GDP and productivity have grown more slowly since 1979 compared with the previous three decades.
Liberal market policies such as lower tariffs and income taxes, free movement of labour, limited legal immunity for trade unions, privatisation and light-touch business regulation “did not produce the goods” in terms of higher growth in GDP and productivity, according to Ken Coutts and Graham Gudgin at the Centre for Business Research at Cambridge Judge Business School.
“Those who believe in the free market economy must be able to show that economic performance after 1979 was better than it would have been under the ‘corporatist’ economic policies of earlier decades. The starting point in doing this should be to show that the actual performance was better than had been the case during the decades prior to 1979,” said Coutts and Gudgin.
“The report shows that the most important economic indicators, including growth in GDP per head, were in fact no better in the post-1979 decades.”
On the analysis, only one aspect of post-1979 policies actually boosted growth, but that came with grave consequences a few decades on in the shape of the financial crisis.
“Financial liberalisation was the sole aspect of the liberal market reforms introduced into the UK, initially in 1971-73 and more consistently from 1979, which materially increased the rate of economic growth,” the paper said.
“The freeing up of finance led to a huge, and eventually unsustainable, expansion of household borrowing. This temporarily accelerated the growth of consumer spending and hence GDP and of house prices, but in 2008 contributed to a banking crisis and the longest recession for over a century.”
The economists find that average annual growth of per capita GDP fell from 2.6% per year in the three decades prior to 1980 to 2.2% per year in the following decades to 2007, and a decline of 0.2% per year since 2007. Productivity growth slowed even more sharply, from 2.9% per year in the three decades prior to 1980, compared with 1.7% from 1980 to 2007, and a decline of 0.2% per year since 2007.
Although inflation and industrial disruption were reduced after 1980, unemployment and inequality have been higher, the analysis found. Economic growth has also been more volatile, with fluctuations in GDP coming in “large waves in contrast to the ripples of the 1950s and 1960s”. 
The authors say that even allowing for factors such as the slowing in growth of world trade, the evidence for an absolute improvement in UK economic performance after 1979 is “at best mixed”. Similarly, they reject arguments in support of liberal market reforms made on the basis of the UK’s relative performance.
“The relative improvement that took place was the result of slower productivity performance by European countries and not of any improvement in UK performance,” they write in the paper
Coutts described the report, called the Macroeconomic Impact of Liberal Economic Policies in the UK, as a “factual background” to a debate that is needed over how the UK improves its lacklustre productivity performance. The paper calls for a broader discussion around the kind of economic model the UK should pursue.
“This is an appropriate time to question whether the UK is following the most appropriate form of capitalism,” write Coutts and Gudgin.
“A wider range of varieties of capitalism are available to policymakers than is commonly assumed.”